Vuestros límites son mis alas

Gracias a todos los que han puesto sus límites, sus barreras y sus esquemas mentales rígidos "en" (que no "a") mi vida.

Yo, tendente siempre a saltarme de una u otra manera las órdenes y las prohibiciones idiotas, yo que no admito sentirme obligada en ningún ámbito de la vida porque no tolero las presiones (el corset sólo para salir de fiesta y de vez en cuando, que a mí me gusta respirar a pleno pulmón). Yo, que escuchaba pacientemente vuestras afirmaciones absolutistas sobre lo que nunca ibais a cambiar o a realizar en la vida, he transformado vuestros " eso nunca", en mi auténtica libertad, en el motor de mi completa e indiscutible independencia.

Gracias por decirme con rotundidad: "Conmigo nunca irás a..." "Yo a ese sitio no voy a ir jamàs" "No cuentes comigo para eso". Porque decidí que no necesitaba a nadie para ir yo sola sea el sitio que sea. He descubierto el placer de pilotar mi existencia sin necesidad de copilotos insípidos. Vuestros límites han sido mi estímulo. Vuestra estrechez mental, el empuje para dar rienda suelta a mi liberalismo. Para expresar al máximo mis ganas de vivir, verbo cuyo significado ignoráis a menudo, vosotros que poco o nada sabéis pensando que lo sabéis todo.

Gracias por vuestros: "Yo soy así y no voy a cambiar". Yo sí que he cambiado, he cambiado vuestra pequeñez por la libertad. Vuestra ventana mental eternamente cerrada por el horizonte entero. No me conformo con menos.

Gracias a vuestro egocentrismo, he transformado vuestros "yo...yo...yo" insulsos y minúsculos en un YO, con mayúscula, pronombre para vosotros inalcanzable llegados a este punto.

He convertido vuestros miedos en plenitud de vida,  vuestras indecisiones en determinación tajante. Vuestras trabas en puntos de apoyo para darme impulso y llegar aún más allá, justo donde deseaba estar: un plácido lugar llamado "Yo misma".

Gracias a vuestros desplantes ilógicos, a vuestras palabras incomprensiblemente hirientes, mi corazón ha aprendido a latir por mí, sin necesitar el compás de otros latidos inconstantes y caprichosos. Sin corazas por supuesto, pero sin daños colaterales. Sin rinunciar a sentir mas descartando sentimientos improductivos o corrosivos.

Vuestros límites son mis alas. ¡Y me encanta volar! 

¡Gracias!

Portugal- Agosto y octubre 2018