No tiene sentido obcecarse en hacer ver a alguien que su actitud o decisiones del pasado no eran las más adecuadas o razonables ya que nuestras acciones pasadas no sólo lo son sino que también lo están.
Son completamente inútiles y fuera de lugar frases del tipo: "¿ Y por qué aguantaste? ¿Y cómo no hiciste o dijiste o actuaste o dejaste de....?". Este tipo de comentarios me suele poner de mal humor, la verdad. Y aun arriesgándome a parecer soberbia, me empujan a pensar que quien los hace, tiene un cerebro bastante primitivo y un modo de pensar obsoleto.
Por otro lado, sólo estando dentro de la piel, de la mente y de un determinado contexto, se podría llegar a comprender por qué esa persona hizo las cosas de otra manera a como a nosotros nos parece "ahora" la más sensata. Quizás el problema radique en el hecho de que nos encanta opinar, juzgar, aconsejar, criticar, dar nuestro punto de vista muchas veces basado en tópicos, tabúes, preconceptos.
Lo importante es saber que el presente y, por consiguiente el futuro, pueden ser distintos porque está aún en nuestras manos el que lo sean.
El pasado no se puede cambiar, sólo contar, narrar o recordar. Ni siquiera olvidar. Sería una pérdida de tiempo pues lo que fue fue y existió por mucho que finjamos lo contrario (quien pueda, evidentemente. Para mí, no es el caso).
El presente, sin embargo, es una gran oportunidad no para cambiar el pasado sino para modificar el futuro. Para sentar las bases de lo que realmente deseamos aunque todos los guiones sean susceptibles de cambios. Ésa es una de las mejores opciones de la vida: la versatilidad.
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