Afirma
Pereira….que ambos fueron vistos por la Alfama de Lisboa, cogidos de la mano.
Era tal el derroche de caricias entre ellos que la gente no podía no pararse a
observarlos con admiración y quizás una pizca de envidia.
Afirma Pereira…
que juntos recorrieron la Avenida da LIBERDADE, presagio de la libertad que
reinaba y reinaría entre ellos. Porque la libertad significa la capacidad de
elección y ellos se habían elegido mutuamente, sin coacciones, sin límites, sin
barreras, sin prejuicios o preconceptos, conscientes de que no podría ser de
otra manera. Se eligieron por sentimiento y no por necesidad, afirma Pereira.
Afirma Pereira…
que su amor era tan grande y tan sincero que juntos atravesaron las nubes
negras de la tormenta maldita, hundiendo en ellas puñales de afecto, de
paciencia y de comprensión hasta conseguir que se disiparan más allá del Atlántico,
hasta transformarlas en nubes de algodón.
Afirma Pereira…
que una noche de fado desafiaron a Eros y a Psique superándolos. Ella con su
vestido blanco, envuelta en los brazos de su galán, reflejándose en su mirada
tierna, envolviendo a su amado en un torbellino de emociones, guiados por la
recíproca devoción.
Afirma Pereira…
que aún se oye el eco de sus risas enamoradas por las calles lisboetas, subiendo
por el elevador de Santa Justa y mezclándose al sonido del océano en Belem,
recorriendo Campo Pequeno, inundando la entera ciudad de alegría.
Afirma Pereira…
que desde entonces, Lisboa se convirtió en la ciudad del amor, de los amantes,
de los corazones heridos que suturan las cicatrices mutuamente, de la
esperanza, de la ilusión, de la pasión de dos personas que hablan el mismo
idioma estén donde estén, porque sus corazones laten en la misma frecuencia de
onda.
Y si lo afirma
Pereira… así es sin duda alguna. Amén.
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