Otra de las tareas del Taller de Escritura de La Casa de las Conchas. Intentando escribir " a la Eloy Tizón" (¡Mucho pedir!).
Adivina adivinanza, ¿qué se esconde en mis palabras?
1.Vista
En mis ojos aún los nítidos destellos apagados…
Tumbas de Reyes y Reinas como un espejismo semienterrado
en el oro cegador de una arena milenaria.
Pasos agitados al caminar sobre sus carnes abiertas que,
de vez en cuando, supuraban el rojo líquido de sus venas de fuego.
La belleza cromática del muro infame; teñido de ocre por
un sol taciturno en su huida voluptuosa hacia Occidente.
Un escalofrío helado atravesando mi cuerpo en un tórrido
verano ante realidades vivas de mármol en el reino de Bernini.
Colores infinitos rebotaban en mis pupilas dentro de un pinball
de rascacielos clonados por East River, desde el trono de las Reinas.
El azul merengado de una iglesia penetró por mis ojos
mientras Cumil, el fisgón, observaba aburrido desde su agujero de acera.
2.Olfato
En mi nariz aún efluvios aletean inalterados…
El olor a tostado que embriagaba cada rincón de la casa
obligándome a saltar de mi cama niña. Cuando el pan era bueno y me mataba.
Mis fosas nasales violadas por el hedor de orín mezclado
con el de la caca en una vaquería que me dejé sin ganas.
Desde el aire, inhalaba aromas de salsa de tomate recién
hecha, con su toque de albahaca fresca, por las calles que olían y sabían a
Sicilia.
El olor a carne chamuscada adobada con la ignorancia de
los verdugos podridos cuando aterricé con mi escoba en la montaña indigna.
3.Oído
En mis tímpanos aún repiquetean los ecos sordos…
Coros txuri-urdin en un raptus colectivo
ensordeciendo mi voluntad, alienándome en las lejanas tardes de adolescentes
domingos.
Las notas del vals que juntos bailamos por primera vez
entre tierras sin Schengen. ¿Por qué bautizarte azul si tiñes tus canas de
verde grisáceo?
Sin bajarme de tus notas, elegí esta vez a Sissi como
pareja de baile, siguiendo el ritmo caudaloso de tu pentagrama grandilocuente.
El crujir de corazones rotos en otros pechos pasando por
alto la palpitante cadencia del mío propio.
De piedra quedé en un monasterio cuando la sinfonía
magistral de inesperadas cascadas susurró gorgoteos en mis oídos.
E hice de vuestros tiernos vagidos la banda sonora de mi
felicidad. Para juntas enloquecer, arropadas por Massimo, en una noche
capitolina; “fuori di testa” las tres.
4.Gusto
En mi paladar aún palpita el gusto apaciguado…
Navegando con mis labios en mil besos que me dejaron en
cueros el paladar y la lengua a la deriva.
Masticando enfermedad con cada grano de trigo hasta
vaciarme de mí por la ingesta indigesta.
Un orgasmo exquisito en mi boca recordando bondades saboreadas
lentamente, con devoción blasfema.
El regusto metálico que percutía en mi boca en mañanas de
paz conectada a una máquina férrea.
5.Tacto
En mis dedos aún el tacto intacto…
Terciopelo negro como una caricia cuando hundo mis yemas
en su manto brillante, en su mórbida gratitud.
La osadía de introducir mi embustera mano en la Bocca
sincera a sabiendas de que era una enorme mentira.
El tacto helado de su rostro de hielo quemando mis manos
y mis entrañas en la noche más triste que jamás existió.
Un dragón hipnótico sobre la piel más suave de la que se
han nutrido mis dedos enamorados y que resultó ser veneno.
6.Otros sentidos
En mi alma aún tangibles sentimientos evocados…
Por mis ojos se vertía el Titicaca cuando mis pies se
posaron en el mullido suelo que a la deriva flotaba en aquel espejismo inmensode
agua.
Mi cráneo como un mortero donde el dolor incesante
machacaba mis sesos ante la mirada triste del pobre Bobby que velaba a su
dueño.
La decepción de la araña que engulló nuestros costosos
sueños con su boca de luces. Un ojo verde, el otro azul, enmudecidos.
El mar que lanzaba escupitajos de cuerpos inertes en el
lado escondido de la isla donde Ulises se burló del gigante. Los dejamos morir
para matarlos dos veces con nuestras risas y juegos que ahogaban de nuevo sus
gritos desesperados, encharcados de sal.
Y hundí mi cuerpo en aquellas profundidades manchadas de
sangre fresca y todavía caliente. Con rabia impotente.
Tanto vi, olí, oí, degusté, toqué y sentí que me obligué
a parar sin dejar de moverme.
Ibone Bueno Vicente- 1 diciembre 2023
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