Advertencia

Todo lo que publico en este blog es material original libremente creado por mi mente. La idea es la de reunir textos que he escrito en el pasado alternándolos con textos que produzco en la actualidad.
Ninguna pretensión literaria. Todo lo que escribo nace de mi imaginación, de mis sentimientos, de mis vivencias. ¡Es exclusivamente mío!
Yo no escribo lo que pienso, yo escribo lo que siento. Si a alguien lo incomoda de alguna manera, no tiene por qué leer.

giovedì 22 febbraio 2024

Adivina adivinanza

 Otra de las tareas del Taller de Escritura de La Casa de las Conchas. Intentando escribir " a la Eloy Tizón" (¡Mucho pedir!).

Adivina adivinanza, ¿qué se esconde en mis palabras?

1.Vista

En mis ojos aún los nítidos destellos apagados…

Tumbas de Reyes y Reinas como un espejismo semienterrado en el oro cegador de una arena milenaria.

Pasos agitados al caminar sobre sus carnes abiertas que, de vez en cuando, supuraban el rojo líquido de sus venas de fuego.

La belleza cromática del muro infame; teñido de ocre por un sol taciturno en su huida voluptuosa hacia Occidente.

Un escalofrío helado atravesando mi cuerpo en un tórrido verano ante realidades vivas de mármol en el reino de Bernini.

Colores infinitos rebotaban en mis pupilas dentro de un pinball de rascacielos clonados por East River, desde el trono de las Reinas.

El azul merengado de una iglesia penetró por mis ojos mientras Cumil, el fisgón, observaba aburrido desde su agujero de acera.

2.Olfato

En mi nariz aún efluvios aletean inalterados…

El olor a tostado que embriagaba cada rincón de la casa obligándome a saltar de mi cama niña. Cuando el pan era bueno y me mataba.

Mis fosas nasales violadas por el hedor de orín mezclado con el de la caca en una vaquería que me dejé sin ganas.

Desde el aire, inhalaba aromas de salsa de tomate recién hecha, con su toque de albahaca fresca, por las calles que olían y sabían a Sicilia.

El olor a carne chamuscada adobada con la ignorancia de los verdugos podridos cuando aterricé con mi escoba en la montaña indigna.

3.Oído

En mis tímpanos aún repiquetean los ecos sordos…

Coros txuri-urdin en un raptus colectivo ensordeciendo mi voluntad, alienándome en las lejanas tardes de adolescentes domingos.

Las notas del vals que juntos bailamos por primera vez entre tierras sin Schengen. ¿Por qué bautizarte azul si tiñes tus canas de verde grisáceo?

Sin bajarme de tus notas, elegí esta vez a Sissi como pareja de baile, siguiendo el ritmo caudaloso de tu pentagrama grandilocuente.

El crujir de corazones rotos en otros pechos pasando por alto la palpitante cadencia del mío propio.

De piedra quedé en un monasterio cuando la sinfonía magistral de inesperadas cascadas susurró gorgoteos en mis oídos.

E hice de vuestros tiernos vagidos la banda sonora de mi felicidad. Para juntas enloquecer, arropadas por Massimo, en una noche capitolina; “fuori di testa” las tres.

4.Gusto

En mi paladar aún palpita el gusto apaciguado…

Navegando con mis labios en mil besos que me dejaron en cueros el paladar y la lengua a la deriva.

Masticando enfermedad con cada grano de trigo hasta vaciarme de mí por la ingesta indigesta.

Un orgasmo exquisito en mi boca recordando bondades saboreadas lentamente, con devoción blasfema.

El regusto metálico que percutía en mi boca en mañanas de paz conectada a una máquina férrea.

5.Tacto

En mis dedos aún el tacto intacto…

Terciopelo negro como una caricia cuando hundo mis yemas en su manto brillante, en su mórbida gratitud.

La osadía de introducir mi embustera mano en la Bocca sincera a sabiendas de que era una enorme mentira.

El tacto helado de su rostro de hielo quemando mis manos y mis entrañas en la noche más triste que jamás existió.

Un dragón hipnótico sobre la piel más suave de la que se han nutrido mis dedos enamorados y que resultó ser veneno.

6.Otros sentidos

En mi alma aún tangibles sentimientos evocados…

Por mis ojos se vertía el Titicaca cuando mis pies se posaron en el mullido suelo que a la deriva flotaba en aquel espejismo inmensode agua.

Mi cráneo como un mortero donde el dolor incesante machacaba mis sesos ante la mirada triste del pobre Bobby que velaba a su dueño.

La decepción de la araña que engulló nuestros costosos sueños con su boca de luces. Un ojo verde, el otro azul, enmudecidos.

El mar que lanzaba escupitajos de cuerpos inertes en el lado escondido de la isla donde Ulises se burló del gigante. Los dejamos morir para matarlos dos veces con nuestras risas y juegos que ahogaban de nuevo sus gritos desesperados, encharcados de sal.

Y hundí mi cuerpo en aquellas profundidades manchadas de sangre fresca y todavía caliente. Con rabia impotente.

Tanto vi, olí, oí, degusté, toqué y sentí que me obligué a parar sin dejar de moverme.

Ibone Bueno Vicente- 1 diciembre 2023 


 

 Bratislava (Slovacchia)

-agosto '23

 

 

 


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