En esta ocasión, teníamos que escribir introduciendo personajes malvados o situaciones de maldad extrema. A mí me salió esto:
Y TODO POR CULPA DE RAÚL VACAS
Salgo del taller de escritura concentrada en la tarea que
nos ha encomendado Raúl. En esta ocasión, nos propone escribir una historia con
un personaje malo o, en todo caso, donde haya dosis de maldad o crueldad.
Podemos incluso contar algún acto deleznable con nosotros como protagonistas.
Como decía mi madre cuando yo era pequeña, siempre he
sido un “angelito”, concretamente “un ángel bajado del Cielo a pedradas”. Sin
embargo, en este momento no me apetece hacer públicas mis inconfesables
hazañas, algunas de las cuales probablemente non hayan prescrito todavía.
Por este motivo, no me queda más salida que la de
improvisar.
Y así, de camino hacia mi trabajo, decido inventarme un
personaje malo malísimo que sea el brazo ejecutor de mis más oscuros
pensamientos y deseos de venganza. Como por arte de magia literaria, ese ser se
materializa junto a mí. ¡Vaya! Voy a tener que empezar a comer con agua…
Soy una a la que le gusta hacer las cosas bien por lo
que, si de hacer el mal se trata, lo haremos lo mejor posible.
Absorta estaba en mis elucubraciones cuando llegamos a la
altura de uno de los múltiples radares diseminados por la ciudad con el fin de
recaudar dinero. Me da por dirigir mi mirada hacia ese producto de mi voluntad
literaria; sí, el malo malísimo.
No necesito mediar palabra. Él abre una mochila que lleva
a la espalda y extrae un bazuca. Con un bum certero, hace saltar por los
aires el aparato ante el júbilo exaltado de los conductores que paran sus
vehículos para aplaudir entusiasmados.
Las reacciones a nivel nacional no se hacen esperar. Los
noticiarios comienzan a transmitir un sinfín de imágenes de radares saltando
por los aires en todo el país, comunidades autónomas nacionalistas incluidas y
en las que nada ha cambiado en los últimos cuarenta años también.
Yo, sin inmutarme mucho, la verdad, sigo adelante
pensando en la redacción de mi tarea.
De repente, al dar la vuelta en una esquina, me asaltan
dos individuos intimándome a punta de navaja para que les dé todo lo que llevo
de valor o me rajan. El terror se apodera de mí hasta que recuerdo que llevo al
lado a mi malo malísimo.
Una vez más y sin necesidad de proferir palabra alguna,
mi personaje introduce su mano en la mochila. Esta vez saca un cuchillo
jamonero y, con un zas certero, hace rebotar en el suelo las manos de
los ladrones que ven atónitos cómo se desangran sin capacidad para reaccionar.
La escena es recogida por una cámara de Google Maps
que la transmite en tiempo real por Internet. El efecto es inmediato entre las
víctimas de robos.
Los noticiarios se llenan de imágenes de manos cortadas y
de ladrones gimoteando mientras chapotean impotentes en los charcos de su
propia sangre.
Yo, sin inmutarme mucho, la verdad, sigo adelante
pensando en la redacción de mi tarea.
Llego a un parque donde me cruzo con un grupo de chavales
que están lanzando piedras a un perro callejero al que pretenden apresar con
fines bárbaros. El animalito intenta huir despavorido mientras ellos lo acosan
riendo y gritando.
Quizás porque la sincronía con mi malo malísimo ha
llegado a su punto álgido, en esta ocasión no tengo ni que mirarlo. Abre su ya
conocida mochila (a mí empieza a parecérseme al bolso de Mary Poppins en
versión “Viernes 13”). He de reconocer que esta vez se supera a sí mismo
pues me muestra con un guiño algunas cuerdas de rodeo y un imponente caballo
negro.
Con una habilidad digna de un cowboy tejano, rodea
el cuello de cada uno de los animales humanos; y, a galope del veloz corcel,
los arrastra por el suelo ignorando sus alaridos hasta dejarlos exánimes, medio
muertos (o tal vez muertos del todo).
La escena es filmada por un adolescente que la sube en el
acto a sus redes haciéndose viral en pocos instantes.
De este modo, los animalistas y las víctimas de abusos y
violencia que visualizan el vídeo, toman nota y ejemplo.
Los telediarios no dan abasto. Imágenes de maltratadores
arrastrados por el asfalto hasta despellejarlos vivos; desmembrados mientras berrean
desesperados en busca de la piedad de la que ellos no habían dado muestra.
Entro, por fin, en casa, completamente agotada. Observo a
mi malo malísimo y constato también en él el cansancio y el hambre.
Preparo unos bocatas de Nutella y, mientras
merendamos, siento que llaman a la puerta: “Policía, abra, por favor”.
¿La policía? ¿En mi casa a estas horas? ¿A que mi hija ha
vuelto a perder el monedero con los documentos dentro y vienen a traerlos? ¡No
sería la primera vez!
Abro la puerta y me veo un pelotón de geos armados hasta
los dientes con sus pistolas y ametralladoras apuntándome al pecho. Busco a mi
alrededor a mi malo malísimo para ver si él sabe de qué va la cosa: ni rastro
de él. ¡Qué cara más dura! Aunque, bien pensado, ya no me hace falta. Tengo
bastante perfilada mi tarea. Sí, es cierto que podía haberse despedido antes.
¡En fin! Los productos de la imaginación, a veces, tienen vida autónoma más
allá de nuestra voluntad.
Uno de los policías interrumpe mi diálogo interior para
comunicarme: “Señorita, la declaro en arresto por instigación al vandalismo,
tortura y asesinato en defensa propia”.
Yo dirijo hacia los policías mi mirada incrédula. Me
chupo la Nutella de los dedos antes de contestar.
“Perdone, sr. Agente, pero yo no soy la responsable de
los delitos que se me imputan. ¡Yo solo intentaba llevar a cabo la tarea que se
me encomendó en el taller de escritura. El auténtico cabecilla de la operación
es Raúl Vacas! Él y solo él es el promotor de la idea”. Me encojo de hombros
como es natural.
“En ese caso, queda Ud. libre de cargos. ¿Sabe dónde
podemos encontrar a ese tal… Raúl Vacas?”
_______________
Suena mi móvil indicando la entrada de un mensaje de Whatsapp.
Raúl Vacas: Lo siento mucho pero el taller
se suspende durante 20 años y un día. ¡Que la creatividad esté con vosotros!
(Con todos menos con una).
¡Menuda rabia! ¿Y a quién le envío yo ahora mi tarea?
Ibone Bueno Vicente- 19 de enero de 2024
Reggio Emilia (Italia),
aprile-2018
Nessun commento:
Posta un commento
Commenti / Comentarios