Pues sí, yo también sucumbo al encanto de hacer un resumen
de mi 2019 y, viendo que la versión de Facebook era bastante reductiva, he optado
por elaborar yo mi propio resumen. ¡Abrochaos los cinturones!
El 2019 ha sido un año, sobre todo, variopinto. Con
ingredientes de todo tipo pero con predominio de cosas buenas, de emociones
intensas, de deseos realizados y de cuestiones económicas, buenas y malas, casi
todas enrevesadas que me llovían sin que yo tuviera ningún control. Algunas
estoy intentando solucionarlas todavía.
Es decir, mi 2019 ha estado repleto de todo lo que para mí significa
“vida”. Haciendo una síntesis, no han faltado:
Risas locas y llantos desesperados (ambos en gran medida).
Emociones a raudales y también frustración. Fe en la resolución definitiva de
algo que me ha angustiado, decepción al descubrir que la lucha no acabó como yo
ansiaba aunque sí he ganado algunas batallas importantes. Sigo luchando.
Novedades en la familia con la llegada de la pequeñaja,
Gaia, que ha cambiado nuestras vidas (la de Obiwan Kenobi sobre todo…¡Jejeje!)
con su reclamo continuo de afecto y dándolo sin escatimar.
Experiencias novedosas: he conducido 5 coches distintos en
diversas naciones, he ido de paquete en una supermoto por tierras
vallisoletanas con la lluvia golpeando mis piernas, me ha dado por catar vino, me
he lanzado al “mundo del teatro” en portugués, he comprobado que mi nivel de
inglés es más comunicativo de lo que creía…
Amor: he amado consciente de que no todo lo puede el amor
cuando las actitudes no lo acompañan. Ni tratándose de tu único gran amor, ni a
sabiendas que ese amor como tal sigue intacto. Sin embargo, el amor es un
proyecto común de dos más allá de egocentrismos. Y al final, me he amado yo aun
rompiéndome el corazón en pedazos. Y, de esta manera, he recuperado un poco de
serenidad. He dejado de buscar y me he encontrado. No necesito más.
Viajes fantásticos, la mayoría en compañía de las dos
personas que más amo en el mundo y con las que cada viaje es una aventura
única. Algunos, sitios en los que ya había estado y otros, descubrimientos
nuevos y maravillosos para mí. Destacables sobre los demás: Barcelona
inolvidable con mi barcelonista preferida. Ávila en un soleado día de marzo.
Cerdeña, una de las pocas regiones italianas que me quedaba por conocer. Uno de
los mejores cafés de este año en Medina de Rioseco, un cochinillo delicioso en
Arévalo. Portugal de mis amores (un viaje en el Alentejo durante años deseado; el
mágico Monsanto y sus alrededores de ensueño; Espinho y mi Oporto del alma a
los que ya no considero viajes porque es como volver a casa; Monte Corvo y las preciosas
y tranquilas aldeias do Xisto; Conímbriga: las vistas increíbles de la ría de
Aveiro en Torreira; las comidas espectaculares en aquel restaurante de Estarreja
que encontramos en Internet por azar; la cambiadísima y mejoradísima Braga; una
minisiesta en la hierba a los pies del castillo de Guimarães; Coímbra. Una de
las tardes más divertidas de este año en el castillo de Montemor-o-Velho);
Madrid como madrileña que es mucho mejor que como turista; Valencia con mi
coche nuevo que cada vez me gusta más conducir; volver a SICILIA, mi amada
Sicilia y, en especial, a mi Taormina querida, mi sitio en el mundo. ¡Berlín,
uno de mis sueños desde hacía años! Y que me enamoró con su fusión de estilos arquitectónicos
perfectamente integrados. Cumplir años en Varsovia.
Sin embargo, el viaje más alucinante de este año, el más largo
y difícil también pero el más productivo, ha sido el que me ha llevado hasta mí.
Una meta que he alcanzado a base de esfuerzo, de tesón y de compromiso conmigo
misma. Muchas sesiones potenciando la asertividad, que todavía a veces se me
esfuma… Pero la base sólida está ahí y se nota, la noto.
He resuelto conflictos o he aprendido a convivir con otros
y a seguir luchando. Supongo que igual que todo el mundo. Pero por encima de
todo, he solucionado un conflicto que tenía conmigo misma y que me llevaba a
buscar en los demás algo que siempre ha residido en mí: la capacidad de estar,
sin más, sin nadie, conmigo y tranquila. Sin sucedáneos edulcorados.
Mi 2019 ha sido un fiel reflejo de cómo me gusta vivir mi
vida y de cómo soy yo: cambios, variedad, emociones, hacer todo lo posible por
realizar mis deseos, mimos, amor, melancolía, gente nueva, amigos, mezclas y
acción, mucha acción.
Un gran año, sin duda.
Nessun commento:
Posta un commento
Commenti / Comentarios