Advertencia

Todo lo que publico en este blog es material original libremente creado por mi mente. La idea es la de reunir textos que he escrito en el pasado alternándolos con textos que produzco en la actualidad.
Ninguna pretensión literaria. Todo lo que escribo nace de mi imaginación, de mis sentimientos, de mis vivencias. ¡Es exclusivamente mío!
Yo no escribo lo que pienso, yo escribo lo que siento. Si a alguien lo incomoda de alguna manera, no tiene por qué leer.

martedì 13 novembre 2018

Sigue pasando

Y me sigue pasando... Quizás sea exceso de entusiasmo, lo ignoro. Pero la historia se repite una y otra vez. O al menos es la impresión que le queda a una.
Conoces a alguien. Al principio, todo de lujo. De repente, le entra el pánico escénico. Eres demasiado "apasionada"(?), "entusiasta"(?), "efusiva" (?)... ¡Ni idea! ¡Demuestras que te gusta, que te interesa! ¡Craxo error, amiga mía!  Los hombres, en general obvio (y sé que generalizar es odioso aunque en mi caso es empírico...), no están acostumbrados a los halagos, no saben gestionarlos. No han aprendido a interpretar los detalles como lo que son: simplemente una muestra de que eres especial para alguien, de que ese alguien es especial para ti, ni más ni menos. No saben cómo comportarse con una mujer con iniciativa en el juego de la seducción (no aludo al sexo, ahí las cosas cambian). A menudo, se sienten descolocados. Hablo, por supuesto, desde mi experiencia personal como ya he dicho antes.  
Y de esta manera, se repite siempre un idéntico patrón. Piensan que vas a echarle una soga al cuello perdiendo así eso que algunos llaman "libertad" y que poco tiene que ver en realidad con ella (en este sentido, sólo conozo una persona tan libre como yo: mi padre y también tenemos en común la pasión por la vida).  Y huyen de lo que interpretan una petición de compromiso o algo por el estilo, ¡vaya usted a saber, oiga!. En mi caso concreto, demostrando un evidente desconocimiento de mi humilde persona. 
Cierto es que no me gustan las cosas desnatadas, sin sabor, aguadas. Y me refiero a todos los ámbitos de mi vida: amor, amistad, familia, trabajo, sexo, comida... Por ese motivo, me gusta vivirlo todo intensamente. En ocasiones he pecado de exceso de celeridad, esto no voy a discutirlo. Quizás a veces convendría ir "más despacio", aunque no sabría cómo porque no se me da bien pisar el freno. Sé que la intensidad asusta. De esto no me cabe ninguna duda. A mí, sin embargo, me asustan la falta de originalidad y el tedio. Me aburro y pierdo interés.
En realidad, estoy convencida de que no soy yo la que que actúa de manera equivocada sino ellos que no tienen el valor suficiente para dejarse llevar por la magnitud de la vida y no hablo de vida como proyecto de futuro, en absoluto, sino como momento presente: aquí, ahora, esto, tú y yo mientras dure pero que dure a lo grande. 
Tal vez están acostumbrados a "relaciones-camisa de fuerza" de ésas opresivas que no te dejan respirar. Pues bien, tampoco van conmigo. Nunca le he negado a nadie su espacio ya que yo también necesito el mío. 
Sin embargo, estoy convencida y no creo que mi convicción sufra mella en este sentido, de que si alguien te importa, gusta, atrae o apasiona de alguna manera, es necesario hacérselo presente porque, al igual que mi entusiasmo está latente, lo pierdo con facilidad cuando me siento dejada de lado o cuando intuyo que las cosas van sólo en una dirección. Y, chicos que habéis pasado, pasáis y pasaréis por mi vida, si no sois capaces de entender esto, no habéis entendido un carajo de quién es Ibone, con lo cual, como se dice en italiano "meglio perdervi che ritrovarvi". En el libro de mi vida, siempre van a quedar páginas para hacer borrón y cuenta nueva porque lo escribo día a día. 
Y por otro lado, lo mejor del entusiasmo es que se regenera continuamente con lo cual... ¡vuelta a empezar que para eso está la vida!
13 novembre'18

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