No me mires, mímame.
No me digas que me quieres mucho,
aprende sólo a quererme bien.
Si te gusta tanto mi sonrisa,
no hagas nada que la pueda apagar.
Si no sabes lo que buscas,
vuelve cuando sepas en qué punto estás.
No sé si me quedaré esperando.
Tal vez... ¡Quién sabe! ¡Quizás!
No muevas ni una coma de ti por mí
pero tampoco me pretendas cambiar.
No hagas planes de futuro,
quédate a mi lado aquí, en el ahora, en el ya.
No firmemos hipotecas, no hagamos promesas difíciles de mantener.
Ni dejemos que nos dominen
los fantamas de nuestro ayer.
Disfrutemos del presente en todas sus conjugaciones.
Y vivámonos, si también tú quieres, sin yugos ni cinturones.
27 nov'18
La scrittura come cura, come terapia contro la tristezza e altri dolori dell'anima ma anche come gioco, divertimento, PASSIONE!
Advertencia
martedì 27 novembre 2018
Sin yugos
giovedì 22 novembre 2018
Tiritas
Se quedó mirando fijamente esperando ver salir la sangre a borbotones.
Sin embargo, se sorprendió al ver que no salía ni gota de sangre de la herida a pesar de ser tan profunda.
-¡Vaya!- pensó- ¡Y yo que creía que eso de "se le heló la sangre en las venas" era una metáfora!
Luego esbozó una sonrisa pensando en cuánto se iba a ahorrar en tiritas.
IBONE - 8 agosto'17
lunedì 19 novembre 2018
El rencor
Uno de los sentimientos más negativos que puede albergar el corazón humano es el rencor.
Si bien es cierto que puede funcionar como escudo protector hacia el dolor recibido, también es verdad que impide seguir adelante obstaculizando el perdón que, en ocasiones, es la única cura posible.
El rencor es hiel que amarga en el pecho extendiéndose y creciendo como células malignas. Es devastador y sólo sirve al máximo para cubrir, remendar, cegarse en que se ha superado un problema pero sin resolverlo realmente. A veces incluso haciéndolo más grande hasta que nos explota en la cara.
El rencor no destruye el dolor. No sana las heridas. No nos hace más fuertes ante lo que nos hirió profundamente. Es simplemente autodestructivo. Un espejismo de fortaleza. Te esclaviza. Te puede hacer enfermar. No te deja vivir plenamente, en paz.
Me ha llevado mucho mucho tiempo llegar a esta reflexión. Y ahora que, por fin, me he sacudido de encima todo ese rencor acumulado, me siento mucho más libre y sereno el corazón. Y con más capacidad para amar de ahora en adelante. Sobre todo, de perdonarme y amarme.
19 novembre '18
domenica 18 novembre 2018
A veces pero sólo a veces
18 nov'18