¡Nunca pensé que pudiera llegar a acostumbrarme tanto!
A ti,
a tu piel,
a la luz que emana de tus ojos dorados,
a tu mano que coge la mía haciéndome incluso daño
mientras conduces,
cuando caminas a mi lado.
Al abrazo de tu cuerpo diminuto al cual se enmaraña el mío
encajando al milímetro,
sin despercidiciar espacio.
Aprovechando cada recodo
como si de un puzzle se tratara:
dos cuerpos en uno solo.
Al mordisqueo de tus labios,
a su sabor a miel.
A tus músculos, a tu ADN,
a la locura que desencadenas en mí
y que me hace ir más allá de límites insospechados.
A tu brazo que me envuelve cuando estamos acostados:
protector y ávido de sentirme,
donándome la calidez y la satisfacción
de saberme parte de ti.
Y que desvela ese tu amor tan bien guardado.
A tu cabeza recostada sobre mí,
a tu respiración, a tu aliento, al latido de tu corazón
que escucho mientras te duermes a mí pegado.
A tu voz,
a tu acento.
Al rastro de perfume sobre tu cuello desnudo
que adoro recorrer con la yema de mis dedos
para acabar enredándome en tu pelo
mientras te respiro, te aspiro, te huelo, te deseo.
Y me abandono a un estado de paz, de serenidad,
de placidez
que sólo puedo concebir cuando estás así, tan juntito a mí
que no sabría distinguir dónde acabo yo y donde empiezas tú,
mi amor.
Nunca pensé que pudiera llegar a acostumbrarme a ti
tanto
que la distancia que nos separa
me desgarra el corazón,
me exaspera, desespera, me hace añicos el ánimo.
Y mi única ambición
es poder estar pronto a tu lado.
¡Cuánto te extraño!
Ibone Bueno Vicente-16 ottobre '20
Cabo de Roche (Cádiz)-octubre 2020
Nessun commento:
Posta un commento
Commenti / Comentarios