Advertencia

Todo lo que publico en este blog es material original libremente creado por mi mente. La idea es la de reunir textos que he escrito en el pasado alternándolos con textos que produzco en la actualidad.
Ninguna pretensión literaria. Todo lo que escribo nace de mi imaginación, de mis sentimientos, de mis vivencias. ¡Es exclusivamente mío!
Yo no escribo lo que pienso, yo escribo lo que siento. Si a alguien lo incomoda de alguna manera, no tiene por qué leer.

lunedì 26 ottobre 2020

Botta di tristezza

 

A volte mi arriva di colpo

una botta di tristezza

che mi sbatte l'animo

e mi imbottisce di pena.

Quindi, mi sento appresso il macigno plumbeo

di una dolorosa assenza.

Un'angoscia che mi opprime il petto,

una lapide che mi tiene ferma.

Provo a sbarazzarmene

scuotendo ogni membro

del mio corpo dolente,

con violenza,

come se fosse neve cadutami addosso

che a poco a poco mi gela.

Cerco la leggerezza del niente

ma trovo soltanto la pesantezza del piombo

che attanaglia la mia volontà

lasciandola tramortita

estenuata.

Non riesco a scrollarla, maledetta,

quella botta assurda di inaudita tristezza.

E me la sento appiccicata

come se fosse catrame.

Gli arti impigriti, indolenziti, 

smorti.

Mentre le lacrime scivolano sulle guance

lasciandone una scia di dolore.

E ci provo tanta ma proprio tanta

impotenza…

Mi sento indifesa, vulnerabile.

Piango, piango, piango

fino a disidratarmi,

fino all’allagare nel mio pianto amaro.

Ed è così che finalmente riesco a galleggiare

nel mare immenso delle mie lacrime.

Poggio i piedi sul fondale pantanoso del mio malessere.

Mi spingo su con ferrea volontà,

con determinazione, senza incertezza.

Uno spiraglio di luce mi acceca.

La inseguo con lo sguardo

al tempo che risalgo veloce

fino a sentire sul mio viso

lo schiaffo rivitalizzante

dell’aria fresca.

Anche questa volta

ti ho sconfitta, maledetta tristezza!

 21/26 ottobre 2020 - Ibone



El Puerto de Santa María 

(Cádiz)- agosto 2020

venerdì 16 ottobre 2020

Nunca pensé

 ¡Nunca pensé que pudiera llegar a acostumbrarme tanto!

A ti,

a tu piel,

a la luz que emana de tus ojos dorados,

a tu mano que coge la mía haciéndome incluso daño

mientras conduces,

cuando caminas a mi lado.

Al abrazo de tu cuerpo diminuto al cual se enmaraña el mío

encajando al milímetro,

sin despercidiciar espacio.

Aprovechando cada recodo

como si de un puzzle se tratara:

dos cuerpos en uno solo.

Al mordisqueo de tus labios,

a su sabor a miel.

A tus músculos, a tu ADN,

a la locura que desencadenas en mí 

y que me hace ir más allá de límites insospechados.

A tu brazo que me envuelve cuando estamos acostados:

protector y ávido de  sentirme,

donándome la calidez y la satisfacción 

de saberme parte de ti.

Y que desvela ese tu amor tan bien guardado.

A tu cabeza recostada sobre mí,

a tu respiración, a tu aliento, al latido de tu corazón

que escucho mientras te duermes a mí pegado.

A tu voz,

a tu acento.

Al rastro de perfume sobre tu cuello desnudo

que adoro recorrer con la yema de mis dedos

para acabar enredándome en tu pelo

mientras te respiro, te aspiro, te huelo, te deseo.

Y me abandono a un estado de paz, de serenidad,

de placidez

que sólo puedo concebir cuando estás así, tan juntito a mí

que no sabría distinguir dónde acabo yo y donde empiezas tú,

mi amor.

Nunca pensé que pudiera llegar a acostumbrarme a ti

tanto

que la distancia que nos separa 

me desgarra el corazón,

me exaspera, desespera, me hace añicos el ánimo.

Y mi única ambición

es poder estar pronto a tu lado.

¡Cuánto te extraño!

Ibone Bueno Vicente-16 ottobre '20








Cabo de Roche (Cádiz)-octubre 2020

giovedì 15 ottobre 2020

Historias de cotidiana locura

 Martes 13.

Estoy en la escuela y me llaman por teléfono. 

* ¿Ibón?

* I-bo-ne. ¿Quién es? (Obviamente alguien que no me conoce o al menos no lo suficiente).

* Soy de Correos Express. Traigo un paquete pero no hay nadie.

Le doy varias posibilidades para que deje el paquete en otro sitio y, al final, opta por dejárselo a mi vecina (a la cual antes o después voy a acabar poniendo en nómina como receptora habitual de los paquetes que me llegan cuando no estoy).

Miércoles 14 (¡Feliz mayoría de edad, amore!)

Estoy en la escuela y me llaman por teléfono.

* ¿Ibone? Soy el chico de Correos Express. El que habló ayer contigo. (¡Vaya! ¡Al menos se ha aprendido la correcta pronunciación de mi nombre! Me empieza a caer bien el chaval, mira tú por dónde...).

* Hola. ¡Dime!

* Tengo otro paquete para ti con pienso para animales parece. Para saber si estás en casa o se lo dejo a la vecina de ayer si no hay nadie.

* Yo estoy trabajando pero debería haber alguien... ¿No te abren?

* ¡No, no! No he llamado pero como pesa, es para saber si va a haber alguien o si se lo dejo a la vecina de ayer.

* Espera que le mando un whatsapp a mi hija y te digo.

Mi hija, 24 horas al día (noches incluidas porque yo creo que sigue online incluso en sueños) está estudiando por lo que ignora mis mensajes.

* ¡Vaya! No me lee los mensajes. Puedo probar a llamar por teléfono pero te tengo que colgar a ti.

* Sí, gracias. ¿Me puedes llamar a este número para avisarme?

* Sí, sí, claro.

Selecciono el número de mi hija. Y espero a que lo coja mientra Antonio Machín me canta con ese salero que tenía el "Dos gardenias para ti". Y pienso en que, si la gracia de la niña de poner a Machín como tono de espera (jura que no ha sido ella...) repercute en la factura del teléfono, se traga las dos gardenias y hasta el Huerto de Calixto y Melibea entero sin que quede ni un pétalo. ¡Y que viva el polen! 

Consigo por fin establecer contacto con el planeta hija que me confirma que está en casa. Le digo: A- Que anule la musiquita de Machín antes de que me la cobren. B-Que abra al chico que está a punto de tocar el timbre.

Le llamo:

* Hola, soy Ibone. (Y pienso para mis adentros qué injusticia que él sabe mi nombre y yo el suyo no. Dejémoslo en "Chico de Correos con el que últimamente paso máś tiempo al teléfono que con personas a mí más allegadas..."). Sí que hay alguien en casa. Llama al timbre que está esperando.

* De acuerdo. Tardaré aún unos 15 minutos.

* Perdona pero ¿no estabas a la puerta?

* No, estoy en el almacén. Como el paquete pesa, estaba esperando para cargarlo o no.

¡La madre que te trajo al mundo, Chico de Correos Express que además me estás haciendo tardar como 2 horas en corregir una producción escrita con tanto telefoneo....! 

* Vale. Aviso para que esperen. (Resignación, querida Ibone).

Mensajeo a mi hija. ¡Me lee! ¡Me contesta! Empiezo a ver la luz al final del túnel.

Siento una especie de corazonada y decido añadir el número de "Chico de Correos Express" a los contactos. Tengo la impresión de que lo nuestro va a ser algo duradero...

Me pongo con el examen que tengo que volver a leer desde el principio... ¡Con tanta interrupción se me había ido el santo al cielo! ¡Y eso que soy apóstata!

Pasan unos minutos y suena el móvil. ¡Correos Express! Lo miro como si de una presencia sobrenatural se tratara preguntándome: ¿Y ahora qué?

* ¡Hola! (Estoy a punto de añadir "Chico de Correos Express que me estás dando la tarde, majo" pero me corto un poquito).

* Ibone, es que me he quedado encerrado en el ascensor de tu casa. Concretamente entre el segundo y el tercero...

* (¿Perdona? ¿Pero esto es una cámara oculta o qué?--- Me lo callo). ¡Vaya! Pues no sé qué puedo hacer yo porque estoy en la otra punta de Salamanca... ¿Has pulsado el botón de emergencia?

* Sí pero nada... (para demostrármelo, vuelve a darle al botoncito dejándome el tímpano al borde de la reconstrucción de la timpanoplastia ya existente. Y me pregunto: ¿Con ese horror de ruido nadie se ha dado cuenta?).

* (A ver, Chico de Correos Express) Yo lo único que puedo hacer es decirle a mi hija que llame el ascensor a ver si consigue que se mueva... ¿En cuál estás: en el de la derecha o en el de la izquierda?

* En el de la derecha entrando. Es que encima me he venido sin teléfono. (Nota mi perplejidad... ¿Con qué me está hablando entonces?). Con este de la empresa no puedo hacer llamadas y no tengo contactos tampoco. (Constato que hay gente a la que el 2020 la ha pillado peor que a mí...).

Informo a mi hija y me quedo a la espera de noticias. ¿Sigo con el examen? (Es decir, empiezo de nuevo por tercera vez) ¿O me limo las uñas mientras tanto...? Me decanto por la segunda. Más que nada porque tengo un padrastro que me está dando tormento... ¡Qué alivio tener un cortaúñas a mano!

Y pienso: ¿Cómo puede haber gente en el mundo cuya vida transcurre monótona y aburrida? Aunque por otro lado, ¡qué envidia! Por lo menos ellos no tardan media hora en corregir una de las  partes escritas de un examen...

Al poco tiempo mi hija me informa de que, depués de varios intentos (sólo se movía el ascensor que no estaba bloqueado) ha conseguido liberar al Chico de Correos Express y el correspondiente paquete...

A ver ahora quién me desbloquea a mí que ya no sé por dónde me andaba corrigiendo. ¡Vuelta a empezar!

Pasa un minuto y me llega un mensaje de texto de Correos Express donde me dicen que no han podido entregarme el paquete porque no me han localizado. ¿Los Santos Inocentes no eran el 28 de diciembre? ¿O es que Almodóvar anda por estos lares rodando su nueva película? ¡Me pido prota!

Antes de montar en cólera y llamar de nuevo al Chico de Correos Express, pico en el enlace que incluye el mensaje para concertar otro modo de entrega y, voilà! Aparece como entregado. 

¡Respiro!

Decidido: silencio el móvil (al menos hasta que consiga acabar lo que estoy haciendo). Y dejo ahí el contacto de Chico de Correos Express porque algo me dice que volveremos a hablarnos...

¡Hasta el próximo paquete!

Ibone- 14 de octubre de 2020



sabato 10 ottobre 2020

Me gustarías...

Me gustaría que aprendieses a no vivir sin el calor confortable de mis abrazos. 
A no tocar si no la textura de mi piel con dedos ávidos mientras pierdo la noción del todo entre tus manos.
Y que en tus labios anidase el deseo de degustar mis besos delicados como si de un cáliz de dioses se tratara. ¡Que lo necesitaras para calmar tu sed y renovar tus ganas de mí con cada nueva aurora!
Que pudieras no soñar si no es conmigo. Ya sea despierto que dormido. Y alojarme en tus pensamientos más íntimos y placenteros. Provocarlos con descaro hasta hacerlos sonrojar. Hasta que gravitasen alrededor de mi recuerdo como satélites dependientes de un planeta. 
Me gustaría que en cada vez que respiras, tus pulmones se llenasen de mí como de aire puro. Formar parte de tus células para que me sientas parte indisoluble de tu cuerpo, de ti, de tu cerebro. Colmar tu corazón hasta que rebose para que lo abras de par en par par. Y desde su más profundo escuchar el eco de mi nombre.
Me gustaría que pudieses no desear más allá de todo lo que te ofrezco. Que te bastase, llenase, envolviese. Ser tu vicio, tu droga, tu medicina, tu razón, tu desconcierto. Tu único deseo.
Y que bebieses de mí, saboreándome lentamente, con cada sorbo de vida que ingieres alimentándote de mí, tú mi sustento.
Me gustarías...
7-10 ottobre '20 - Ibone
Espaço Porto Cruz (Vilanova de Gaia), setembro 2020

domenica 4 ottobre 2020

Reflexiones maternales

Lo siento (bueno no) pero no soy una "madre"muy tradicional que se diga. Por lo  cual,  me agobia mogollón que me incluyan en grupos de wsp que llevan en el nombre esa palabra o que presupongan el concepto.
Yo soy madre porque tengo 2 hijas pero no soy madre porque haya otras madres en el mundo.
Yo soy una madre a la que le gusta irse a conciertos con su hija de casi 14 años ( el viernes a ver a Los ojos de Chesire, Iris Finocchiaro Bueno!!!.). Soy madre cuando juego al fútbol con un tapón de una botella por la calle con Erika mientras volvemos del cole. Soy madre cuando enseño a mi hija las ventajas de usar tampones (higiénicos y liberatorios), cuando las ayudo con los deberes de lengua y cuando las escucho y aprendo cosas de música, de ciencias (Erika es fantástica en todo lo científico) o las letras de las canciones en inglés (que yo nunca entiendo e Iris sí... 👏👏), cuando nos abrazamos, nos besamos, cuando reímos a carcajadas por tonterías que sólo nosotras entendemos. Cuando les enseño trucos de cocina o advertencias para que no se hagan daño.  Cuando les digo convencida que pueden ser/ hacer lo que quieran en la vida pues las limitaciones nos las ponemos nosotros y eso es algo que deben evitar. Y en todo caso, intentarlo siempre. Eso sí, respetando a los demás.
A mí hacerles la merienda no me hace sentir mejor madre. Sobre todo porque he intentado hacerlas autónomas por lo que si les apetece merendar (no suelen), saben prepararse la merienda sin necesidad de que  supervise lo que hacen.
Yo no estoy siempre preocupada por ellas porque confío en ellas. 
Es posible que la gente me vea como una madre "rara". Mis propias hijas dicen que no soy como las otras madres. Pero mi objetivo en este sentido, es que mis hijas sean personas honestas
(con los demás  pero sobre todo consigo mismas), capaces de construir su propia felicidad sin depender para ello de la intervención de otros. Capaces de afrontar las frustraciones y usarlas como punto de apoyo para mejorarse y superar los contratiempos. Y en grado de asumir las consecuencias positivas o no de sus actos.
A veces no me siento una buena madre, cuando me derrumbo delante de ellas ; pero entonces,sobre todo entonces, mis hijas vienen, me abrazan, me miman y me hacen sentir la madre más afortunada del mundo.  Vi amo, piccole!
Ibone- 4 octubre de 2016