Heridas de un alma herida
apenas cicatrizada
que supura en seco melancolía
y trasuda desencanto
ahogando su mirada a veces.
Un corazón macilento
que empieza a perder la fe
en que exista para él
en algún lugar,
el justo sustento, la dieta equilibrada
entre el tú y el yo
(El nosotros no existe.
Es probable que nunca exista).
La serenidad ambicionada
de la que ha carecido siempre.
Y el toque tenue,
lenitivo
de unas manos bondadosas
que lo mimen con ternura.
Curanderas.
Sólo ése es su deseo.
¿Tanto es?
Sin embargo, no dejan de procurarles heridas.
Demacrados como están,
llenos de postillas.
A su alma hecha jirones.
A su corazón en los huesos.
¡Quién sabe cuánto más podrá aguantar,
músculo cabezota!
¡Quién sabe si hallará la paz
Quizás en alguna otra vida!
Heridas que a veces sangran,
dolorosas.
Y otras empañan su sonrisa.
Las tampona una a una
con el potente antiséptico
que le proporciona
las ganas de sentirse por encima de todo
VIVA.
15 giugno'20- Ibone
New York, gennaio '23
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