Me fui porque...
No quiero más "te quiero" con peros
ni "te echo de menos" cuando no tengo otra cosa que hacer.
Para sentirme sola contigo,
prefiero estar a solas conmigo
o con quien realmente me sepa querer
sin mas, sin más: con todo
y no a pedazos esparcidos.
Me fui porque...
No tengo tiempo de hacer tiempo
mientras encuentras tiempo
para dedicarme,
para compartir.
Prefiero la compañía de mis propios pensamientos
que la soledad de esperarte
tú en tu mundo,
yo en silencio,
excluida y expectante.
Las mismas excusas que se repiten.
Tú que inventas justificaciones manidas...
Yo mendigando momentos.
Tú concentrado en "tu vida".
Mentiras que tú mismo te crees.
Yo ya hace tiempo que dejé de leer tus cuentos.
Me fui porque...
Hasta el futuro con que soñaba,
donde refugiarme junto a ti
para vivirlo contigo,
tú y yo hechos un nosotros,
lo tiraste por la ventana
con tu histrionismo habitual.
Con tu autosuficiencia insultante
y ese banalizarlo todo
que te resulta natural
cuando se trata de mí,
de comprometerte conmigo.
¿Pensabas que me iba a conformar
con migajas de tu tiempo,
comprendiéndote perpetuamente,
a ti,
que eres tu propio centro?
Tú
que nunca probaste a interesarte
por mí,
por mi día a día,
por lo que siento.
Tú...
Que estabas ausente
dando vueltas a tu alrededor.
Tú, de ti mismo satélite.
Tomando decisiones por los dos.
Me fui porque
tu egocentrismo
me hizo recordar
que soy la persona más fuerte que he conocido
en toda mi vida;
sobre todo, desde que me enamoré de ti
y me vi obligada a aprender
a coserme las heridas,
ésas que me infringías
sigo sin entender el porqué.
¡Y decías que me querías!
¡Bonita forma de querer
apartándome de tu vida!
Me fui porque...
Prefiero seguir serena mi camino
renunciando a compartirlo contigo
que escalar montañas imaginarias
que nunca me llevarán a ti:
las sitúas cada vez más lejanas.
Un corazón virtual de vez en cuando...
Besos intangibles...
¿Realmente creíste que me iba a bastar?
Tú que siempre presumiste de conocerme tan bien,
deberías saber
que yo necesito mucho más
que un papel secundario.
O protagonista junto a ti o nada.
¡Nada para ti!
Mientras que tú
actor principal de mi existencia fuiste.
Y entonces me fui...
Y tú te quedaste.
Como siempre.
Donde siempre.
Para siempre.
Porque así lo decidiste.
¡Lo conseguiste por fin!
Tantas veces lo vaticinaste,
supongo que hasta lo deseaste.
¡Tu preciado tiempo es todo tuyo!
¡Enhorabuena!
Ya no tienes que malgastarlo
con el accidente geográfico
que siempre fui para ti.
¡Problema resuelto!
¡Ya puedes ser feliz!
Me fui sí...
Aunque siempre te llevaré conmigo
dentro de mi corazón
y en mi ADN.
Ibone- 16 novembre'19
Muro di Berlino, agosto'19
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