Advertencia

Todo lo que publico en este blog es material original libremente creado por mi mente. La idea es la de reunir textos que he escrito en el pasado alternándolos con textos que produzco en la actualidad.
Ninguna pretensión literaria. Todo lo que escribo nace de mi imaginación, de mis sentimientos, de mis vivencias. ¡Es exclusivamente mío!
Yo no escribo lo que pienso, yo escribo lo que siento. Si a alguien lo incomoda de alguna manera, no tiene por qué leer.

giovedì 19 aprile 2018

Comprendida

Desde que era pequeña he tenido que vivir siempre con la etiqueta "nervios" acompañando a cualquier dolor o problema médico. Los famosos "nervios en el estómago" que me obligaban a ir cada dos por tres a la Sra. Marcelina, algo entre curandera, bruja o qué sé yo, que me daba masajes en la tripa y me "recetaba" una pera para el bloqueo intestinal.

Mi apendicitis con peritonitis (pasé el día de mi 7° cumpleaños ingresada en la Trinidad) era porque "Señora, su hija no quiere ir al cole y por eso vomita".

Cuando con 9 años me quejaba de cansancio, "Señora, que su hija es vaga y no le da la gana caminar" (raro porque hacía todo tipo de deporte...). De ésta me pasé un mes entero de reposo absoluto en la cama por fiebre reumática. La velocidad en la sangre superaba records olímpicos...

El culmen lo alcanzamos, sin lugar a dudas, a partir de la muerte de mi madre. Desde aquel momento, no hubo ya lugar para otra cosa que no fuera "psicológico". ¡Hasta los catarros lo eran!

Mi úlcera gastroduodenal que al cabo de muchos años de sufrimiento tremendo, acabó siendo la consecuencia del helicobácter. (Muerto el perro se acabó la rabia).

Un herpes labial: ganas de tocarle las narices a Don Leonides y, claro, estrés. "¡Cómete un caramelo de eucalipto, niña!".

Mis migrañas con aura eran autoprovocadas,  un modo que yo tenía de llamar la atención (¿De quién?, me preguntaba ya que vivía sola en Oviedo y no tenía ni gato). El cerebrito de turno ¡me mandó al psiquiatra! que me recetó ansiolíticos y ante mi negativa a tomarlos, me dijo que entonces no volviera por su consulta. Tranquilo, que no tenía intención, oiga.

Mi anemia megaloblástica: estrés... (¡Pues que se lo digan a la B12 que me tengo que pinchar cada mes para el resto de mi vida!).

Eso sí, en el number one, se sitúa... tachín tachín... ¡mi celiaquía! ¡Durante 7 años mi celiaquía fue sólo psicológica! Y para "demostrarme" que de estrés se trataba pues no tenía nada, me hacían endoscopias casi cada 6 meses... ¡¡¡¡Guau!!!! ¡Empirismo puro! Hasta que cambié de médico y con la dieta sin gluten, me cambió hasta la personalidad: recuperé la mía y las ganas de comer y de hacer cosas.

Continuamente he tenido que escuchar la misma canción con diversos problemas de salud y siempre se me ponían los pelos como escarpias cuando lo oía. Nervios, estrés, de origen psicológico...

Pero esta vez la cosa ya se me salía de madre.

Llevo 4 meses yendo a una psicóloga alucinante que me está dando una caña increíble. Y sí, lo digo y no sólo lo digo, LO PUBLICO. La gente, por lo general, tiene tendencia a pensar que, si uno va al psicólogo, está loco o algo así. Pues bien, yo juego con ventaja porque, como sabéis los que me conocéis, estoy completamente loca y lo considero una de mis virtudes y atractivos. ¡Con tabúes a mí! 😂😂

Aclarado esto, mis sesiones con mi psicóloga, me han hecho abrir los ojos y la mente. Voy de manera voluntaria porque deseo aprender a manejar conductas y pensamientos que antes no sabía gestionar y que me impedían estar serena conmigo misma. Soy consciente del largo camino que me queda por recorrer y que no es para nada fácil pero una de las cosas en las que ya he notado una mejoría absoluta, es precisamente en el manejo de estados  de estrés y de ansiedad. Por lo cual, cuando anteayer el neurólogo, después de contarle lo que me había pasado en el ojo y tal empezó a achacar todo lo demás a la ansiedad, me puso al borde de un ataque de tortas que le hubiera dado. Y no porque yo fuera allí esperando tener un tumor cerebral (¡Yo lo que más deseo en este mundo es VIVIR y disfrutar sin limitaciones ni físicas ni mentales!) sino por la banalidad del juicio.

El aspecto psicológico es muy importante pero no podemos banalizarlo todo atribuyendo los males o a la ansiedad o a un virus... Sobre todo, porque en este momento, mi ansiedad está bajo control por lo que su influencia en mi salud es mínima.

Hoy fui al otorrino por comentarle lo de la tos que tuve en Bolonia pero sin ninguna pretensión. Sin yo decirle mucho más que lo que me pasaba y que atribuían a la ansiedad y después de explorarme tocando justo en sitios donde me hizo saltar de dolor, encontró una causa NO PSICOLÓGICA a mis mareos (tengo dos contracturas bastante importantes en no sé qué parte de las cervicales), mi dificultad para tragar a veces y que no pueda respirar se debe en parte a mi garganta y en parte a que tengo una especie de ganglio (pido perdón por no recordar los tecnicismos) y me ha prohibido comer queso, embutidos, boquerones fritos, frutas rojas y verduras de hoja ancha durante un mes y medio pues una sustancia que estos productos contienen es la que hace que se forme el bultito que ¡dios lo que dolía cuando lo tocaba!

¡Hasta dio (sin yo decirle nada) con mi dolor de cabeza continuo y con su causa!

Estoy contenta no por tener esas cosas con nombres raros sino porque NO SON PSICOLÓGICAS y espero que en un mes y medio seguiendo su prescripción, tampoco sean físicas.

He decidido escribir esto, justo hoy, porque deseo que una persona muy especial para mí, alguien que me está encantando conocer porque es una magnífica persona, necesita una lectura para poder pasar este día "particular" para ella y me consta que le gusta leer lo que escribo.

¡Ánimo, amiga! La vida a veces son escalones pero generalmente nunca más altos de lo que somos capaces de subir y tú puedes con esto y con lo que te echen: es un dato empírico. Lo importante es amar la vida y no darse por vencida en la búsqueda de la serenidad y la felicidad. ❤

18/19 abril 2018

A Caridad




Nessun commento:

Posta un commento

Commenti / Comentarios