Podría
decirte que lo tengo todo bajo control y que esta vez no me he enredado en una
tela de araña. Pero, en verdad, me siento como un barco a la deriva en medio de
una tempestad cruenta. Atrapada en una trampa para ratones de la que voy a
salir sin duda malherida. ¡Y empiezo a estar harta!
Buceo
dentro de mis pensamientos intentando desechar aquellos sin fundamento. Es
difícil discernir, cribar, hacer una limpia... Pienso y pienso y pienso. (Tengo
que aprender a no pensar. ¿Podría? ¡Por el momento no puedo!).
La
conclusión es siempre la misma: una condena de por vida a la insatisfacción. ¿Por
qué es tan complicado encontrar lo que deseo? ¿Será que quiero lo que no
existe? ¿Será que busco lo que no quiero? ¿Será que no sé querer sin querer,
sin que me quieran? ¿Será que deseo que me quieran para paliar el vacío de amor
que tengo dentro? ¿Por qué para mí es esencial el oír un “te quiero” pero sólo
si es de verdad? Y en el mundo que me circunda la verdad es relativa.
Tengo
ganas de llorar.
Cambio
el chip. ¡Amo los cambios! Aun así se aglomeran los pensamientos en mi corazón
y lo que es peor, en mi cerebro inquieto.
Podría
hacer como si nada. Eso es algo que está de moda desde hace tiempo. Seguir los
consejos (en ocasiones banales) del “carpe diem” acallando la sed de sinceridad
que siempre me devora por dentro. No puedo vivir con una venda en los ojos. No
puedo vivir con una mordaza en el corazón. Sin saber e imaginando lo que no sé.
No sé vivir fingiendo. ¡Me encanta vivir! ¡Menos mal! Por lo menos la pasión
continúa casi intacta. Y puede que también mi capacidad para amar.
¡Me
gusta mirarte cuando me miras!
Podría
decirte que la pátina de vaho acuoso que nubla mis ojos es cansancio. Demasiado
tiempo quietos observando la vida. Sin pestañear. Secos e irritados. Mentiría
y, si hay algo que me hiere y me enoja en este mundo es la mentira. Necesito
nadar en un mar de verdades por muy agitadas que sean las olas que provocan.
Siempre menos dolorosas que la imaginación que tengo. En ocasiones, un castigo.
Dolor.
Y me
entristezco profundamente. Porque donde no llega la verdad, el conocimiento
auténtico de las cosas, mi desbordante y desbordada imaginación pone los
cimientos para crear una historia alternativa mucho más compleja, de una
magnitud mayor que los propios hechos.
Hiere.
¿Tan
difícil es abrir el corazón? El mío está siempre de par en par. ¿Por qué no los
vuestros?
Y
mientras los gestos te delatan, mientras tratas de ocultar lo que para mí es
evidente, me sumerjo en un océano de dudas sobre si vale la pena, una vez más,
para qué, ¿para hacer como que te creo? ¿No sería más fácil saber la verdad?
Podría
decirte que me da igual pero cada día que pasa me das igual mucho menos. Porque
yo no tengo miedo a los sentimientos. Porque las heridas, antes o después,
vuelven todas a cicatrizar. Ayúdame a cicatrizar las mías y permíteme que te
cure las tuyas. ¡No te arrepentirás!
La
Línea de la Concepción-12 de agosto de 2020- Ibone
Su mami su bellisima io ti insegno a nom pensare
RispondiEliminaTi amo profondamente, piccola!
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