Advertencia

Todo lo que publico en este blog es material original libremente creado por mi mente. La idea es la de reunir textos que he escrito en el pasado alternándolos con textos que produzco en la actualidad.
Ninguna pretensión literaria. Todo lo que escribo nace de mi imaginación, de mis sentimientos, de mis vivencias. ¡Es exclusivamente mío!
Yo no escribo lo que pienso, yo escribo lo que siento. Si a alguien lo incomoda de alguna manera, no tiene por qué leer.

mercoledì 19 agosto 2020

Llorar

 

A veces necesito columpiarme en la tristeza,

No por placer sino por sobrevivencia.

Lavar las manchas oscuras y malolientes de mi alma

con el salitre áspero de mis lágrimas caústicas.

Resurgir de las cenizas con alas relucientes

ya que sólo el fuego puede cauterizar las heridas.

Sanarlas.

Y ninguna llaga cicatriza

cuando hurgamos en ella maniacalmente.

A veces dejo mi corazón en cueros

para que aprenda a sobrevivir a la intemperie

de estos tiempos hostiles a sentimentalismos.

Bárbaros y vandálicos, cínicos.

Carentes.

Y lo recojo como un bebé recién nacido,

incontaminado y lleno de voluntad de latir.

De devorar con voracidad la vida.

Y de las lágrimas que he derramado

surge un manantial de serenidad y dicha.

 IBONE

18-19 agosto 2020- La Línea de la Concepción


















Uña de gato de flor blanca de Chiclana de la Frontera (covid-19)

mercoledì 12 agosto 2020

Podría

 

Podría decirte que lo tengo todo bajo control y que esta vez no me he enredado en una tela de araña. Pero, en verdad, me siento como un barco a la deriva en medio de una tempestad cruenta. Atrapada en una trampa para ratones de la que voy a salir sin duda malherida. ¡Y empiezo a estar harta!

Buceo dentro de mis pensamientos intentando desechar aquellos sin fundamento. Es difícil discernir, cribar, hacer una limpia... Pienso y pienso y pienso. (Tengo que aprender a no pensar. ¿Podría? ¡Por el momento no puedo!).

La conclusión es siempre la misma: una condena de por vida a la insatisfacción. ¿Por qué es tan complicado encontrar lo que deseo? ¿Será que quiero lo que no existe? ¿Será que busco lo que no quiero? ¿Será que no sé querer sin querer, sin que me quieran? ¿Será que deseo que me quieran para paliar el vacío de amor que tengo dentro? ¿Por qué para mí es esencial el oír un “te quiero” pero sólo si es de verdad? Y en el mundo que me circunda la verdad es relativa.

Tengo ganas de llorar.

Cambio el chip. ¡Amo los cambios! Aun así se aglomeran los pensamientos en mi corazón y lo que es peor, en mi cerebro inquieto.

Podría hacer como si nada. Eso es algo que está de moda desde hace tiempo. Seguir los consejos (en ocasiones banales) del “carpe diem” acallando la sed de sinceridad que siempre me devora por dentro. No puedo vivir con una venda en los ojos. No puedo vivir con una mordaza en el corazón. Sin saber e imaginando lo que no sé. No sé vivir fingiendo. ¡Me encanta vivir! ¡Menos mal! Por lo menos la pasión continúa casi intacta. Y puede que también mi capacidad para amar.

¡Me gusta mirarte cuando me miras!

Podría decirte que la pátina de vaho acuoso que nubla mis ojos es cansancio. Demasiado tiempo quietos observando la vida. Sin pestañear. Secos e irritados. Mentiría y, si hay algo que me hiere y me enoja en este mundo es la mentira. Necesito nadar en un mar de verdades por muy agitadas que sean las olas que provocan. Siempre menos dolorosas que la imaginación que tengo. En ocasiones, un castigo. Dolor.

Y me entristezco profundamente. Porque donde no llega la verdad, el conocimiento auténtico de las cosas, mi desbordante y desbordada imaginación pone los cimientos para crear una historia alternativa mucho más compleja, de una magnitud mayor  que los propios hechos. Hiere.

¿Tan difícil es abrir el corazón? El mío está siempre de par en par. ¿Por qué no los vuestros?

Y mientras los gestos te delatan, mientras tratas de ocultar lo que para mí es evidente, me sumerjo en un océano de dudas sobre si vale la pena, una vez más, para qué, ¿para hacer como que te creo? ¿No sería más fácil saber la verdad?

Podría decirte que me da igual pero cada día que pasa me das igual mucho menos. Porque yo no tengo miedo a los sentimientos. Porque las heridas, antes o después, vuelven todas a cicatrizar. Ayúdame a cicatrizar las mías y permíteme que te cure las tuyas. ¡No te arrepentirás!

La Línea de la Concepción-12 de agosto de 2020- Ibone

Castellar (Cádiz)- Agosto 2020

domenica 2 agosto 2020

Sufrir o no sufrir, ésa es la cuestión

No podemos filtrar lo que sentimos. Los sentimientos existen por sí solos más allá de nuestra participación activa.

Imposible establecer de quién enamorarnos, cuándo o si hay un momento oportuno. El mero hecho de amar, odiar, desear, gustar...

Surgen de manera espontánea y no se pueden obviar.

A veces, nos hacemos la falsa ilusión de que podemos controlarlos, frenarlos, darles forma, redirigirlos hacia donde nos gustaría (somos una especie controladora, manipuladora, impositiva); pero es sólo un espejismo para paliar nuestra frustración cuando lo que sentimos no nos proporciona el placer que esperábamos o cuando nos hace sentir el alma en cueros o el corazón con llagas.

No podemos elegir una emoción ya que escapan del control de nuestra mente y de nuestra voluntad. Sencillamente se siente sin más. O todo lo contrario: no se siente.

Sin embargo, es posible y aconsejable para poder vivir con bienestar interior conseguir manejar el comportamiento que se deriva de las emociones para controlar el sufrimiento, que no es una emoción y tampoco un sentimiento.

Sufrir no es más que el no querer aceptar algo que es así y que no podemos cambiar.

Se sufre al negarnos a admitir lo que sucede como lo que es: un hecho; y nos dejamos llevar por el deseo de cambiarlo porque necesitamos interferir en el curso de los acontecimientos.

Modificar los hechos es algo que no depende de nuestro poder de decisión.

Cuando sentimos dolor, podemos paliarlo de varios modos según el tipo de dolor que sintamos. Los dolores físicos se pueden calmar tomando medicamentos. Los dolores del ánima son menos profundos cuando se comparten, cuando se lavan con el llanto... Por poner un ejemplo.

El sufrimiento no sólo es estéril e inútil sino que además causa aún un dolor más intenso que será más difícil de mitigar. Es altamente nocivo y no tiene ninguna utilidad. Amén de ser un concepto unido a las religiones donde dolor y sufrimiento (algunas de las bases de la sumisión) conllevan redención (para quien crea en el pecado). La vida para mí no es un valle de lágrimas sino una continua sucesión de oportunidades para crecer y disfrutar y sobre todo,  para aprender.

A pesar de haber encontrado muchas personas en mi vida que me han herido, en ocasiones de muerte. A pesar de mi escepticismo cada vez más desarrollado, de mi incredulidad, de mi dificultad para creer en gran parte del género humano, a veces duele y mucho (la traición) pero no sufro o, al menos, trato de evitarlo. Porque creo firmemente que se nace para intentar alcanzar el bienestar y para vivir momentos de felicidad y en todo esto no tiene cabida el sufrimiento.

Resiliencia la llaman algunos. También ayuda el mindfulness.

Lo esencial, en todo caso, es no perder la esperanza y coger la vida de frente, sin escapar.

Aún creo en la existencia de alguien con quien merezca la pena realizar el resto del camino o al menos varios tramos. Porque la vida es bonita por sí sola pero compartida se le saca mucho más partido.

2 agosto 2020-La Línea de la Concepción (Ibone)

(P.D. No sé si he respondido a tu pregunta...)

Nei pressi di Lisbona- luglio 2018