No hay
nada más triste
que el
regalo que nunca diste
y que
quedó abandonado,
relegado
en el olvido de un cajón
que apenas
abres.
Detalles
que compraste con cariño
en
algún lugar lejano,
pensando
en alguien y en su alegría
al recibirlo
de tus manos.
Nada carece
más de significado
que un
regalo
que
nunca pudimos entregar a su destinatario.
No hay
nada más triste
que un
beso, que un abrazo de “hasta pronto”
convertido
sin sentido en un último beso,
en un
definitivo abrazo.
Te
invade la certeza futura
para
el resto de tus besos,
para
todos tus demás abrazos
de que, a pesar de ese
“¡Nos
vemos pronto!”,
todo
acabará en agua de borrajas,
¡Tantas
otras veces sucedió
con
tantos otros besos,
tantos
y tantos abrazos!
Te
duelen los labios de melancolía,
se
secan tus brazos esperando.
Nada
hay más triste
que lo
que pudo volver a ser
(Todo
lo que no fue)
y
nunca más aconteció
y
quedó ahí,
en un
rincón de tu corazón,
estéril,
inútil.
Portergado.
Tristemente arrinconado
junto
a lo que un día representó.
Pasado.
7 giugno 2020- Ibone
Bueno Vicente(Un regalo nunca dado) Varsavia (Polonia)-novembre 2019
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