Advertencia

Todo lo que publico en este blog es material original libremente creado por mi mente. La idea es la de reunir textos que he escrito en el pasado alternándolos con textos que produzco en la actualidad.
Ninguna pretensión literaria. Todo lo que escribo nace de mi imaginación, de mis sentimientos, de mis vivencias. ¡Es exclusivamente mío!
Yo no escribo lo que pienso, yo escribo lo que siento. Si a alguien lo incomoda de alguna manera, no tiene por qué leer.

mercoledì 31 luglio 2019

El instante exacto

Hay una cosa, en mi opinión bastante absurda, que tendemos a hacer cuando algo se rompe con alguien. Consiste en repasar las fotos del tiempo compartido en busca del detalle que indique el instante preciso en el que las cosas cambiaron, se modificaron: el origen del deterioro. Como si necesitáramos un culpable y lo buscásemos en un instante determinado, en un algo tangible, visible, reconocible. Concreto.
Abrimos carpetas de fotos, una tras otra ávidamente, con la esperanza de encontrar el fatídico momento donde todo se transforma; sin darnos cuenta de que nada sucede de repente, entre un fotograma y otro. Todo cambio radical conlleva un proceso lento, a veces imperceptible, sobre todo cuando optamos por no verlo o cuando somos conscientes de que nada podemos hacer para evitar el desenlace.
Aun así, necesitamos datarlo todo, justificarlo todo, encontrar una razón, un gesto que indique el motivo. Quizás para dar un poco de paz a la zozobra que nos queda dentro cuando perdemos algo, a alguien que, de alguna manera, ha formado parte de nuestros sentimientos.
¿Y tú?, me pregunto en silencio ¿En qué foto comenzaste a estar cada vez más lejos de mí? 
¿En qué segundo tu entusiasmo se volvió inapetencia? La pasión, desgana. El cuidado, desidia. El cariño, un deseo insatisfecho.
Y miro carpetas de fotos contigo y no lo comprendo.
¿Importa el cuándo realmente? Ni siquiera el porqué tiene peso ahora que sólo nos quedan archivos con fotos, proyectos por incumplir y un océano repleto de naúfragos: nuestros recuerdos... 
Bajo mi vista empañada por el desencanto, pasan una tras otras nuestras fotos...  Y al fin comprendo que son sólo eso, fotos.
31 luglio'19- Ibone

Foto JSJ- Madrid, giugno'19

martedì 16 luglio 2019

La tristezza

Guardare avanti è facile... vederci chiaro mica tanto quando le lacrime appannano lo sguardo.
E non è per paura.... è piuttosto per la tristezza, la tristezza di non aver saputo mettere a salvo le cose che si sono costruite con quotidianità, con  complicità, con momenti di litigi e di tenerezza...
La tristezza che nasce spesso dall'impotenza è la più devastante.... Mai fallimento però.... Si fallisce solo quando non ci si prova. Quando si abbandona un progetto, un'idea per il timore della sconfitta. La vita comporta rischio... Non si vive se non si rischia...
Niente di più assurdo di un ambito quanto fasullo "finale felice", perché se c'è una fine, non può essere felice...  Sì invece un "inizio felice", un "giorno a giorno felice"...
So che arriverà il momento in cui asciugherò le mie lacrime e sarò in grado di carpire di nuovo tutte le sfumature dell'arcobaleno...
1º febb'16- Ibone

El sentido de las cosas

Las cosas que no tienen sentido, ¿qué sentido tienen?
¿Tiene que tener todo un sentido? ¿O se puede vivir por vivir?
Existir. Sin desistir. Quizás incluso sin sentir...
Siento a veces que no sé lo que siento y sintiéndolo mucho,
me empeño en no sentir por no sentir demasiado o ir demasiado dentro de un sentimiento,
a profundidades megalíticas donde los sentidos dejan de coexistir
y me queda un nudo de sensaciones en el cuerpo, difícil de definir.
Impenetrable. Indisoluble. ¡Tira hasta hacer daño!
Me retuerzo, pataleo, lloro, me desespero.
Rota de sentimientos que a menudo sólo se alojan en mí.
Con mis sentidos destartalados. El más magullado: el sentido común.
A veces busco el sentido a cosas que sentido no tienen
cuando bastaría respirar para seguir... (sobrevivir: horrible verbo).
Y siento que voy a perder el sentido, borracha de sentimientos, algunos  de desaliento, otros por los que merece la pena seguir.
¡He sentido ya tanto que me niego a dejarme llevar por sentimientos vagos, inconcretos!
Sin embargo, no sé vivir sin sentir aun sintiéndome a pedazos,
destrozado mi cuerpo, deshidratada mi alma,
o con la certeza de que nada tiene un sentido en sí.
Calle de dirección única donde vislumbro un Stop al final, en un cruce peligroso,
pero no quiero pisar el freno. ¡Es más, acelero!
Kamikaze sentimental.
Y en la boca del estómago retumba el eco de un lamento,
siento náuseas por el vacío que siento.
Me gustaría gritar: ¡No siento nada!
Y me juro a mí misma que esta vez no me volveré a sentir así.
Tendré que aprender a mentir... Y me siento agotada...
¡Lo siento! Me sale natural SENTIR.

16 luglio'19-Ibone

sabato 13 luglio 2019

En el árbol

En el árbol de los "pero" crecen incertidumbres y la felicidad, a menudo, deja paso a la apatía, a la inactividad.
Momentos de intimidad se rasgan entre lamentos inseguros por lo que podría acaecer un día. Miedo.
En el árbol de los "quizás" mueren las ganas y se forman quistes de soledad no esquiva.
Instantes de ilusión que dan pie a expectativas aniquiladas a golpes de indecisión que fragmentan la voluntad. Confusión.
En el árbol de los "no" se despedazan proyectos como olas que mueren contra las rocas de un acantilado escarpado.
Y me pierdo en miradas, caricias, besos, abrazos infinitos de los que no sé/no quiero  escapar. Atrapada. Agotada. Pasión.
En el árbol de los "si", conjunción que no adverbio, se ahorcan los sentimientos en un suicidio colectivo, en ocasiones programado. Evitable tal vez. En todo caso, inevitado.
Y de los despojos que los carroñeros dejan, resurgen partículas de entusiasmo. Reiniciando. Reconfigurando. Resurrección.
Ibone-13 luglio'19









Tindari (Sicilia)
Luglio 2019

martedì 9 luglio 2019

Mi primera vez

Ayer ha sido la primera vez en mi vida que no me acompañaba nadie en mi visita turística, en este caso a mi adorada Oporto,  ya que viajar sola lo he hecho infinidad de veces pero en el destino me esperaba siempre alguien para acompañarme en mi recorrido.
Este hecho insólito pero que también había programado a posta concienzudamente, me ha llevado a una serie de reflexiones que no han hecho más que confirmar algo que ya pensaba anteriormente: ¡No me gusta hacer las cosas sola! Y no porque necesite a alguien o me sienta perdida sin compañía (me pierdo fácilmente sola y acompañada... Y me encanta la verdad), sino porque viajar sola, en este caso pero es extensible a muchos otros frentes de la vida, resta un tanto por ciento muy grande al placer del viaje o al de disfrutar de cualquier otra actividad.
Yo soy un ser sociable, necesito comunicarme con  los demás, me resulta muy fácil entablar conversación con desconocidos y hacer amigos sin problemas. De hecho, no soy capaz de pasar por los sitios sin hablar con la gente. Necesito el contacto físico. Me gusta escuchar y aprender de los demás. Amo las calles bulliciosas más que el silencio.
Ayer, mientras recorría Gaia con mi palo de selfie por bandera (por cierto, la soledad no sale rentable: otro palo de selfie consumido por el uso…), me daba cuenta de lo absurdo que era no poder compartir ese momento con alguien. Me faltaban el diálogo, las risas, el intercambio de ideas y de sensaciones que algo te produce cuando lo miras. Porque cuando las cosas se hacen con más gente, cada uno tiene su punto de vista y te hace notar detalles que seguramente para ti hubiesen pasado desapercibidos porque cada cual ve la vida desde su propia perspectiva que nunca es idéntica a la del que tiene delante o detrás. Y para mí, lo bonito es compartir esos matices, poder exteriorizarlos, descubrir lo que yo no hubiera notado por mí misma.
¡Claro que puedo estar sola! Es más, he pasado casi la mitad de mi vida viviendo sola, comiendo sola, yendo al cine sola, durmiendo sola… Y es por eso por lo que me niego a estar sola. Lo cual no significa que me sirva la compañía de cualquiera, obvio. A menudo, el problema principal es encontrar a la persona adecuada para tu viaje por la vida.
Por todo esto, cuando oigo eso de que “Tienes que aprender a estar sola”, me dan ganas de decir: “A ver, ¿y se puede saber por qué y para qué y dónde está escrito?”. ¡Por supuesto que sé/puedo estar sola! Pero es que no me da la realísima gana.
Estoy convencida de que en esta sociedad en la que nos movemos, el concepto de “soledad” (a menudo confundido con “egocentrismo”), está sobrevalorado. Vivir con uno mismo no sólo no significa vivir solo sino todo lo contrario. Yo paso horas y horas conmigo misma (demasiadas, la verdad) incluso rodeada de gente.
En resumen, analizando la situación desde un punto de vista subjetivo (que es el único que concibo en este caso), sólo me queda añadir que ¡Me cago en la soledad! ¡Toda vuestra! Yo prefiero compartir/enriquecer mi tiempo con quien valga la pena. ¡Amén!
9 luglio'17

venerdì 5 luglio 2019

Soy

Yo no soy lo que escribo

aunque siempre escribo lo que soy.

Y si me buscas entre las líneas,

podrás saber dónde estoy.

Amo como vivo, sin límites ni medidas,

sin compararme con los demás.

Soy mucho más de lo que ves

siendo lo que ves sin más.

No sé tirar la toalla

a pesar de las caídas.

Yo sigo siendo quien soy:

loca, rara, abstraída.

4/7de abril 2019