Mirada profunda y serena de la que se descuelgan recuerdos infinitos. Una vida intensa de vivencias. Unos ojos que han admirado mucho mundo conservan intactas las inquietudes juveniles.
Su rostro claro y bondadoso refleja la beldad sin
mancillar, delineando a carboncillo sus contornos delicados.
Manos creativas, mente bulliciosa, custodian una vida
opulenta de experiencias, bohemia impenitente que no dejo de admirar.
Sus labios, cuando hilan las palabras, fuente son de la
que beber veteranía y conocimiento. Humilde en su grandeza.
Ella posa sus pies ligeros. Casi imperceptiblemente, como
un hada de cuento que revolotea suspendida en un sueño.
Pionera en su mundo antiguo donde se movía con pasos
modernos, más allá de las reglas convenidas. Rasgando velos. Sin tambalearse.
Su genialidad, repartida entre ángeles de fieltro,
brujecillas bonachonas, acuarelas, aguarrás y claves de sol planeando en el
viento, paseaba por las calles de su Salamanca cuando eran otros tiempos.
Tiempos con cultura aderezados.
Ella es como un diosa en un Olimpo de genios.
Y a su paso, pasos jóvenes, las colinas toscanas se
pigmentan de verde y ocre. Mientras un celeste infinito se extiende al horizonte
para impregnar bondadoso sus pinceles. Y se atisba a Leonardo a lo lejos, que
la aplaude.
Ella absorbe, estudia, devora la belleza que la circunda
y se erige mensajera de la dea naturaleza a través de sus lienzos donde ésta
cobra vida. ¡Sentimientos!
Acaricia los sentidos cuando sus manos sutiles se
deslizan sobre un manto de segmentos blancos y negros que se rinden a la
pericia de sus dedos mágicos. Y los ecos de una melodía evocadora resuenan
entre muros espesos de silencio.
Ella es... Carmen, Mari Carmen, Carmen Cristina. La
pintora de ilusiones, forjadora de acordes. ¡Pentagrama de colores! ¡Mi querida
amiga!
Para mi queridísima amiga, fuente de inspiración, Carmen
Cristina Madruga.
El azar nos unió para honrarme con tu amistad. Gracias
por tu tiempo y por tu infinito cariño.
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