Escribo por amor, por amor a las palabras. ¡Me enamoran, me apasionan, me sanan, me miman, me calman!
Las
palabras mitigan mi dolor cuando tengo en carne viva el alma. Son mis mejores
aliadas en los momentos de crisis. Porque están vivas y me contagian.
Escribo
como terapia, terapia contra el abatimiento, contra la tristeza que, en
ocasiones, se encarama a mi alma amenazando con dejármela maltrecha. La
tristeza que extraigo a golpes de palabras.
Amo
las palabras en orden y desordenadas. El sonido equilibrado de las sílabas
revoloteando en mi cabeza. A veces evocadoras de emociones intensas, vividas o
deseadas. A veces, juguetes banales sin más finalidad que el gozo y la diversión
momentánea.
Amo
leer para mis adentros lo que me sale de tan dentro. Fuente de placer, sublime
orgasmo de palabras cuando consigo ensartarlas bien en los renglones.
Escribo
por hedonismo. Por necesidad. Por rabia. Por el gusto de manipular entre mis
dedos un lapicero o un bolígrafo o las teclas sonoras del ordenador: clic clic
clic…
Y
tachar, borrar, limar, modificar, imaginar. Porque todo lo que soy capaz de
sentir, se puede materializar en frases hilvanadas. Creo. ¡Creo en el
significado las palabras!
Nessun commento:
Posta un commento
Commenti / Comentarios