Advertencia

Todo lo que publico en este blog es material original libremente creado por mi mente. La idea es la de reunir textos que he escrito en el pasado alternándolos con textos que produzco en la actualidad.
Ninguna pretensión literaria. Todo lo que escribo nace de mi imaginación, de mis sentimientos, de mis vivencias. ¡Es exclusivamente mío!
Yo no escribo lo que pienso, yo escribo lo que siento. Si a alguien lo incomoda de alguna manera, no tiene por qué leer.

domenica 29 ottobre 2023

Ela é...

 Ela era alta, magra e elegante como um cisne na primavera. Os seus pés brancos como a neve que cai nas aldeias românticas das Montanhas de Amor no inverno. No entanto, tingivam o chão de cores intensas e quentes quando passava com passo firme e majestoso, como se fosse uma rainha.

Tinha o nariz pequeno e armonioso igual que a figura toda:perfeita e adorável; invitava a deseja-la, a tentar de a atirar, a quere-la sempre ao próprio lado.

Os cabelos eram compridos e pretos como uma noite infinita e cheiravam a flores da floresta. Quando caminhava, mexia as ancas como se fossem as notas duma canção alegre num pentagrama.

Tinha o rosto tão liso que parecia de louça e o seu olhar expressava a paixão pela vida. Quando concedia a alguém o prazer da sua companhia, contagiava-o de optimismo. Por isso,ninguém podia resistir ao seu charme que ela monstrava e utiliçava como se fosse um íman. Todavia, parecia desconhecedora do poder enorme que exercia sobre todos os que a conheciam ou que tinham a sorte de conseguir estar perto dela embora fosse apenas fugazmente. Assim que  passava pela rua, a gente toda virava para ela como se estivesse sob o efeito dum feitiço.

Sabem porquê? Porque ela era a FELICIDADE!

              Ibone Bueno Vicente- 4 decembro 2022 (para as aulas de portugês)

























Vila-Real (Portugal), outubro 2023

sabato 28 ottobre 2023

Buscando la felicidad

 

BUSCANDO LA FELICIDAD

 

Había una vez una mujer anciana a la que toda la gente del lugar consideraba una persona inteligente, sensata y sabia.
Tenía tres hijas llamadas Melancolía, Esperanza y Ahora, tan distintas entre sí como la vida misma.
Una mañana de un gris septiembre, la anciana las convocó entorno a su lecho de muerte: "Queridas hijas, sabéis lo feliz que he sido en mi vida aunque, como es natural, no siempre. Vosotras sois muy jóvenes por lo que he decidido donar toda mi herencia a aquella que consiga acercarse en la mayor medida a la felicidad. Buscadla, pretendedla, cortejadla, cultivadla, perseguidla con tesón como os dicten vuestros corazones pero sin darle la espalda a la sensatez".
Dicho esto, expiró con una expresión serena en su rostro.
Cuando se les agotaron las lágrimas por el dolor de la pérdida, se sentaron las tres hermanas alrededor de la mesa de la cocina.
Melancolía, la mayor, comunicó con orgullo a las demás: "Mañana partiré en busca de la felicidad que ya he vivido". Y comenzó a preparar su maleta de recuerdos.
Esperanza las miró altanera y sentenció: "Yo iré a buscarla en los momentos felices que han de llegar". Y se puso manos a la obra llenando su maleta de sueños y proyectos.
Ahora, la más pequeña, las miró con su habitual humildad: "Yo, hermanas queridas, me quedaré aquí y en este momento, viviendo el día a día. Así no dejaremos la casa a merced de malhechores".
Sus hermanas la miraron con sarcasmo y le reprocharon con altivez: "¡Qué simplona que eres, Ahora! ¡Hasta tu nombre es insulso y carente de interés! No como los nuestros: evocadores, oníricos, inspiradores... ¡Perfectos! ¡Quédate aquí y "Ahora"!"- se mofaron sin dejar de reír a carcajadas. - "¡Así no supondrás ninguna competencia!".
A la mañana siguiente, emprendieron sus viajes ilusionadas.
La más madrugadora fue Melancolía que, mientras tiraba de su maleta con ruedas, pensaba con una mirada anidada en la nostalgia: "Allá donde fui feliz, volveré a serlo. ¡Allí está mi felicidad! Donde crecí, donde jugué, donde amé, donde reí, donde poseí, donde me sentí alguna vez viva".
Caminó sin descanso, noche y día, dirigiendo sus pasos hacia el pasado añorado.
Creyó que estaba cerca de lograrlo cuando se topó con una valla que no permitía el paso. Un cartel viejo y descolorido anunciaba perentorio: "Carretera sin salida. Disculpen las molestias. Final de trayecto".
No podía creer lo que veían sus ojos, los cuales, en ese preciso instante, se llenaron de nada. Fue entonces cuando recordó las palabras que su madre le solía repetir cuando era pequeña: "Mi querida niña, mi Melancolía, el pasado solo se puede rozar en los fragmentos perdidos. Y el gozo que produce es efímero en comparación al vacío que deja en quien se obstina en aletargarse en su regazo."
La depresión por lo que había sido y se fue y ya nunca sería, se apoderó de su mente ennegreciendo sus pensamientos hasta desangrar por completo su optimismo inicial.
Quedó prisionera del ayer, en un mundo que ya no existía. Consumiéndose poco a poco con recuerdos cada vez más borrosos y tristes hasta convertirse en un cuerpo momificado, sin vida.
A Esperanza no le gustaba madrugar. Tendente a procrastinar, se levantó con calma y con su característica mirada de ensoñación, se puso en marcha.
Empujando su maleta con ruedas, en dirección al futuro, se decía a sí misma: "Conoceré al amor de mi vida, viajaré por todo el mundo, disfrutaré a más no poder, aprenderé muchas lenguas, tendré una casa enorme con un jardín, ganaré mucho dinero, compraré, haré, seré, tendré, llegaré, iré... y volveré feliz a por mi herencia".
Ensimismada en sus infinitos proyectos, caminó y caminó y caminó hasta tropezar con una valla infranqueable. Sorprendida, se paró en seco sin entender qué sucedía.
Alcanzó a ver un cartel de neón parpadeante donde se leía: "Carretera en construcción. Disculpen las molestias. Final de trayecto".
No podía creer lo que veían sus ojos, los cuales, en ese preciso instante, se llenaron de nada. Fue entonces cuando recordó las palabras que su madre le solía repetir cuando era pequeña: "Mi querida niña, mi Esperanza, los proyectos de futuro son bellos y ayudan muchas veces a seguir con ilusión y a perseguir nuestras metas. Pero no son, porque aún no existen. El futuro solo se puede rozar en los sueños de un avenir ideal. Y el gozo que proporcionan es efímero comparado con la frustración que generan en quienes solamente se atreven a soñar".
La ansiedad por lo que hubiera querido que fuera pero nunca sería, se amarró a su pecho dificultándole la respiración e impidiendo que el aire penetrara en sus pulmones. Los músculos agarrotados no obedecieron y su mirada se congeló hasta convertirse toda ella en un holograma, un avatar sin vida.
Ahora se levantó como cada día. Sin pretensiones inalcanzables. Sin recuerdos paralizantes.
El otoño se insinuaba por medio de un viento tibio y delicado.
Ahora cogió su cesta de mimbre y se sintió feliz adentrándose en el otoño mientras recogía setas en el bosque. Observando cómo las hojas de los árboles se teñían de oro para rendirse después dejándose caer mecidas por el viento, en un vuelo acrobático y ligero.
Y fue feliz chapoteando en los charcos con sus katiuskas amarillas en los días de lluvia. Asando castañas en el fuego.
Abrazó la felicidad con cada copo de nieve que besaba sus mejillas durante el frío invierno. Contemplando boquiabierta las luces que anunciaban la llegada de la Navidad a la ciudad. Acercando sus manos congeladas al calor de la leña que ardía en su chimenea. Consumiendo a sorbitos un humeante caldo de pollo que le calentaba el alma.
Su sonrisa floreció con las primeras amapolas silvestres, que crecieron anárquicamente en un campo cercano con la llegada de la primavera.
Regaba cada día sus plantas que, agradecidas, la premiaban con flores de colores alegres y con perfumes intensos que la llenaban de dicha.
¡Hum! ¡Y qué suculentas las cerezas del Jerte! ¡Y los fresones de Huelva!
¡Achís! ¡Salud!
Caminó día a día de la mano del verano dejándose invadir por cada rayo de sol.
Saboreando con calma granizados, gazpachos y helados con gesto goloso.
Atravesó cada estación mirando a la cara el presente, buceando en cada segundo de vida, sin tratar de inmortalizarlo. Sabiendo que el ahora es ahora. Y cuando se va, se ha ido. ¡Mejor que se vaya bien exprimido!
Y recordó con cariño las palabras que solía repetirle su madre: "Mi querida niña, mi Ahora, haz un ramillete de recuerdos, no renuncies a tus sueños. Pero, ante todo, nunca olvides que LA VIDA dura el tiempo que transcurre entre los unos y los otros".
Y comprendió que las enseñanzas de su madre y hasta aquel nombre que le había dado al nacer, eran su mejor herencia.
¿Qué pone en ese cartel? "Carretera sin final. Se ruega no obstruir el paso. Gracias".                                                     
          Tren a Madrid-28-10-23-S- Ibone Bueno Vicente (Cuarto trabajo del taller de escritura)

¿Por qué te condenaron a muerte?

 

Días vívidos de un verano que te marchitaba mientras en mi cuerpo comenzaba a brotar una nueva vida.

Te condenaron a muerte, me condenaron a ver cómo te me morías sin saber cómo hacer para no perderte y a la vez, condenada a seguir disfrutando de aquella incipiente adolescencia, condenada a su vez a morir lentamente desde tu ausencia injusta. A ti te arrancaron la vida, a mí me robaron una parte importante que jamás recuperaría, que incluso ahora continúo buscando de vez en cuando dentro de las lágrimas de rabia que se me quedaron enquistadas en las pupilas.

Y te veía postrada en tu cama, cada vez más minúscula, más demacrada, con la piel machacada por una condena a muerte que me mató antes y me mataba cada día: “No hay nada que hacer”- había sentenciado el cirujano después de horas de luchar contra el dragón que te quemaba tan dentro. “Es cuestión de pocos meses.” Aquellas palabras me penetraron como navajas afiladas desangrándome hasta el aliento, coloreando de negro mi mundo inocente. Rasgando mis ganas de reír y de ser feliz como las otras compañeras de mi edad. Mayo era pero para mí fue un frío enero que se me heló en las venas convirtiéndome en un iceberg a la deriva.

Y me sentía culpable cada vez que deseaba salir a la calle a jugar con mi amiga en lugar de quedarme a tu vera, contemplando tus últimos instantes de ¿vida? Era una culpa traicionera e injusta.

El verano transcurría ignorante de nuestro sufrimiento y yo no quería sufrir viendo cómo te disipabas en aquella cama triste a pesar de los rayos del sol que se hacían hueco hasta ti como para darte una esperanza de vida. ¿Quién dijo que la esperanza es lo último que se pierde? ¡Miente! ¿Que mientras hay vida hay esperanza? ¡Mentira! La esperanza es una panacea, la excusa de quienes no miran a la cara la verdad o esconden el pescuezo en ella como los avestruces en la arena. Nada te salva cuando has sido condenada a muerte.

Porque te condenaron a muerte, a ti, a ti que no eras tú sino mi madre. Y a mí, que aunque no morí físicamente, quedé herida de muerte.

Salía a jugar con mi amiga intentando hacer como que nada ocurría en aquella casa, en aquella habitación donde me trajiste al mundo y donde exhalaste tu último momento de vida. Con un quejido triste y horrendo que retumbaría para siempre en mis oídos y ensordecería mi felicidad.

Cuando te condenaron a muerte, me condenaron a la imposibilidad de crecer porque permanecí asida a tus faldas protectoras, agarrada con tesón a una infancia que me quiso arrancar tu muerte.

Y es que… La muerte nos descompuso, mama, a ti la carne y a mí, el alma. Metástasis en mi ánimo para el resto mi vida.

El verano terminó y con él concluyó tu existencia, casi a la par, ¡qué paradoja!. En un día de fin de verano gris, lluvioso y feo, de un septiembre cruel, cenizo y maloliente.

Me quedé huérfana de tu cariño, de tus risas, de tus proverbios, de tus abrazos, de tus enfados, de la forma de mirarme con amor inmenso, con idolatría. Me quedé prendida a tu recuerdo, incapaz de ser más allá de una tristeza infinita.

Y sigo muriendo un poquito cada vez que recuerdo aquel extraño verano donde se juntaban mis ganas de superficialidad de adolescencia recién estrenada, con el peso insoportable de la toma de conciencia.

Mi tristeza sigue amarrada al ayer y una parte de mí también con ella. Suéltame de una vez, te imploro. Necesito dejar de ser ya tu niña. Pero, sobre todo, ¡no me sueltes!

                         Ibone Bueno Vicente (18 octubre 2023) (Tercer trabajo del taller de escritura de la Casa de las Conchas)

Varsavia (Polonia)-ottobre'19


giovedì 26 ottobre 2023

Frío frío

 El día amaneció frío

y ella pensó:

“Mejor que me quede en la cama”.

El día amaneció frío

y ella se dijo:

“Mañana regaré las plantas”.

El día amaneció frío;

entonces pensó:

“Seguro que aún está la calle vacía”.

El día amaneció frío

y se convenció de que:

“¡Ya haré la colada cuando haga mejor!”.

El día amaneció frío

y pensó para sus adentros:

“Si veo que tal, ya llamo luego a mi hermana”.

El día amaneció frío

y, al abrir los ojos y mirar por la ventana,

vio la nieve que caía

y decidió seguir en su cama.

El día amaneció cálido:

Encontraron las plantas marchitas

y a ella fría en su cama.

Ibone Bueno Vicente-26 ottobre 2023

























Castello di Peles (Romania)-febbraio'23

mercoledì 18 ottobre 2023

¿Por qué escribo?

 Escribo por amor, por amor a las palabras. ¡Me enamoran, me apasionan, me sanan, me miman, me calman!

Las palabras mitigan mi dolor cuando tengo en carne viva el alma. Son mis mejores aliadas en los momentos de crisis. Porque están vivas y me contagian.

Escribo como terapia, terapia contra el abatimiento, contra la tristeza que, en ocasiones, se encarama a mi alma amenazando con dejármela maltrecha. La tristeza que extraigo a golpes de palabras.

Amo las palabras en orden y desordenadas. El sonido equilibrado de las sílabas revoloteando en mi cabeza. A veces evocadoras de emociones intensas, vividas o deseadas. A veces, juguetes banales sin más finalidad que el gozo y la diversión momentánea.

Amo leer para mis adentros lo que me sale de tan dentro. Fuente de placer, sublime orgasmo de palabras cuando consigo ensartarlas bien en los renglones.

Escribo por hedonismo. Por necesidad. Por rabia. Por el gusto de manipular entre mis dedos un lapicero o un bolígrafo o las teclas sonoras del ordenador: clic clic clic…

Y tachar, borrar, limar, modificar, imaginar. Porque todo lo que soy capaz de sentir, se puede materializar en frases hilvanadas. Creo. ¡Creo en el significado las palabras!

No escribo pensamientos, escribo sentimientos. Sin pretensiones… ¡Y me basta!
                
                    Ibone Bueno Vicente-8/9 octubre 2023 (Primer trabajo taller de escritura)
Vienna (Austria)-agosto '23


En coma sin comas

 La coma está en coma.

Cayó desplomada de un renglón a otro. Un golpe mortal de dos y medio de espaciado* nada menos. ¡Menudo porrazo!

Comparte hospital con el acento caido en combate ante la dejadez y la falta de conocimiento linguistico. Enfermedad paranoica le diagnosticaron pues el pobre no sabe si solo esta solo o esta con esta o con cual ni como ni donde caerse muerto. Ha interpuesto un recurso contra la RAE por expropiacion indebida de acentos. El sindicato ortografico de la lengua maltratada ya ha tomado cartas en el asunto. Han declarado que menos mal que todavia nos queda el punto.

Recuerden escritores: no se coman la coma para que la falta de oxigeno en el lector sufridor no se lo coma.

            Ibone Bueno Vicente-11 octubre 2023 (segundo trabajo para el taller de escritura)

*interlineado

Madrid-agosto 2021


Forse è chiedere troppo

Forse è chiedere un po' troppo. Può darsi...

Forse è chiedere troppo un po' di comprensione per sentirmi capita. Non avere la perpetua certezza di essere in balia di me stessa perché tu... tu... ti trovi assente...

Forse... Chissà...

Forse è chiedere troppo andare in giro con la mia allegria, sfoggiandola a destra e manca senza il dovere di sentirmi un'appestata, latitante da nascondere, colpevole chissà di quale terribile delitto impedonabile... Il mio unico peccato è aver raggiunto un desiderio per tanto ambito... (Il più bello che potesse capitarmi...). E non essere in grado di cancellare dal mio viso un sorriso di soddisfazione...

Forse è chiedere troppo un po' di sostegno, quello che da te in questi frangenti, non ho mai avuto... (Dove sei quando ne ho più bisogno?) Quello che ti supplico prima con lo sguardo, che verso con ogni pianto inascoltato, che finisco per gridarti davanti senza che mi faccia il minimo caso... Senz'altro è troppo...

Forse è chiedere troppo che ti prenda cura di me con dedizione, facendomi sentire al centro del tuo mondo, bersaglio consenziente delle tue coccole, lancetta che determina il tic tac del tuo orologio... (Utopico pensiero a quanto pare...).

Forse è chiedere troppo che gli altri dividano la mia felicità senza il perenne bisogno di rompere le uova nel paniere con commenti che deridono, con ironie beffarde e fuori luogo, con opinioni che nessuno gli ha richiesto, con prepotenza, con invidia, con atteggiamenti privi di un briciolo di intelligenza... Sentendosi in grado, in dovere, col diritto che non hanno, di imporsi in aspetti che non li riguardano nemmeno da lontano...

Forse è troppo chiederlo a loro... ma a te? È sempre troppo...

Un po' di pazienza.

Un pizzico di partecipazione.

Un attimo di entusiasmo.

Un secondo di attenzione.

Un desiderio di apprendere altro.

Una voglia incontenibile di dire ai quattro venti: SÌ, FINALMENTE È VERO!!! E LA GIOIA CI INVADE E NESSUNO POTRÀ ROMPERE L'INCANTESIMO! Quindi, non ci provate neanche!

SÌ, ESISTE, E ORMAI FORMA PARTE DI NOI E CE L'ABBIAMO PRESENTE OGNI ISTANTE!

Forse è chiedere troppo...

Eppure, niente al mondo potrebbe rendermi felice alla pari...

Forse è chiedere troppo... chiederti troppo... ma... non ce la faccio più a tacere... E tu? Perché taci?

             Ibone- 29/06/2007

Setenil de las Bodegas (Cádiz), dicembre 2021