Me arderá en las entrañas
el recuerdo añorado
de tus ojos de miel
cuando intensos me miran.
Y un puño duro y cerrado
oprimiendo mis sienes.
Y querré recorrer
con mis dedos helados
los contornos queridos
de tu rostro perfecto.
Me quedaré
con un profundo vacío dentro
cuando tus abrazos cálidos
no rodeen mi cintura
y no palpite en mi corazón
el latir de tu pecho.
Cerraré mis oídos atrofiados
al faltarles la música
de tu acento adorado.
Y aquellos atardeceres
con reflejos marinos
cuando tu andar reposado
guiaba pausando mis pasos
por lugares amados
donde ya no voy a pasear,
de la mano contigo.
Sentiré el escozor en mis ojos
por el llanto que tu ausencia
en mi ser provocará
sin remedio.
Mientras tú seguirás
ya sin mí impertérrito.
Y tu figura en mi cama.
Y el calor de tu cuerpo.
Y tu risa sonora.
Y tu mano que ansiosa
estrechaba la mía.
Mi mejilla en la tuya.
Me sumiré en la tristeza
mientras leve te alejas,
con tu caminar tranquilo,
de la senda tortuosa
que recorre mi existencia.
¡Tristeza!
Sobre todo al saber
que no conseguimos que fuera
lo que tanto quisimos.
¡Mi vida!
¡Tristeza!
Ibone- Salamanca- 9-11-22
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