Cansa
abrir el
corazón de par en par una y otra vez
sin el
consuelo de otro corazón en donde anidar.
Y
estamparte continuamente en las compuertas herméticas
de un sentimiento
inerte que no quiere aprender a amar,
a amarte.
Cansa
el derroche
de energía, de entusiasmo, de pasión
que caen
en un pozo sin fondo y sin retorno.
Te vacías
para llenarlo, para colmarlo de amor
mientras tus
reservas se agotan como se te agota la ilusión,
la paciencia...
al no
recibir en cambio ni la mitad de lo que das.
Y cansa.
Y te
cansas.
Te
sientes profundamente cansada.
Y cansada
piensas en cómo descansar.
Agota
ese tu
querer transparente, discontinuo, fugitivo,
inconsistente.
Seguirte
entre sombras y fantasmas y enigmas y falacias.
Mientras
tú te me escurres como agua en una cascada
dejando mis manos vacías y mi comprensión noqueada.
Agota
intentar entenderte sin una clave de acceso
que me
niegas continuamente.
Y me
siento cada vez más insignificante.
Y te
siento cada vez más distante
aun cuando
tu respiración cae sobre mí como un velo.
(Amo el
calor envolvente de tu cuerpo junto a mi cuerpo)
Con tus
caricias superficiales y tus besos ligeros.
Agotan
tus
misterios, tus secretos.
Tú, una
cajafuerte a la cual nunca tengo acceso.
Y me
adviertes agotándome aún más.
Lanzo un
grito de desesperación
Porque no
quiero perderte, perderme, que nos perdamos
en la
incomprensión y en la apatía.
Un grito
que se pierde en el éter sordo de tu indiferencia.
Agota
intentar quererte
con temor, con miedo, con precaución,
recelo.
Y tú como
el palo de una cucaña te me resbalas,
no te
aferro.
Y comprendo...
que tal
vez tú no quieras aprender a quererme
ni tanto
ni como yo te quiero.
Salamanca-2
de abril de 2021- Ibone
Ieronimus (Salamanca-abril 2021)
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