Advertencia

Todo lo que publico en este blog es material original libremente creado por mi mente. La idea es la de reunir textos que he escrito en el pasado alternándolos con textos que produzco en la actualidad.
Ninguna pretensión literaria. Todo lo que escribo nace de mi imaginación, de mis sentimientos, de mis vivencias. ¡Es exclusivamente mío!
Yo no escribo lo que pienso, yo escribo lo que siento. Si a alguien lo incomoda de alguna manera, no tiene por qué leer.

domenica 9 settembre 2018

La interpretación de los sueños

Yo no tengo sueños. Hace tiempo que decidí renunciar a soñar.
Yo no sueño con los ojos abiertos. Prefiero vivir con los ojos y los sentidos de par en par.
Yo no creo en los sueños. Los sueños no sirven para nada. Sólo para soñar sin actuar a los que sueñan y tenernos tranquilitos a los que nos incitan a soñar. Por otro lado, no todos los sueños son buenos. Algunos son auténticas pesadillas de las que no ves la hora de despertar. No sé muy bien el porqué pero acabo de asociar esta frase al famoso "sueño americano"... ¡Líbreme dios a pesar de ser apóstata!
Los sueños son la anestesia de las voluntades, el chupete de adultos miedicas, cobardes, llorones que necesitan creer aún en los Reyes Magos, en quimeras imposibles de realizar porque su día a día es un desencanto y no encuentran o ni siquiera buscan, sus ganas para cambiar su realidad. Mucho más fácil soñar: ¡Ya lo creo! En los sueños, nuestro papel es marginal, no somos artífices de lo que sucede sino figuras oníricas sin base real. En los sueños "todo" se torna posible a pesar de su absoluta imposibilidad. Como en  un cuento de hadas donde todo acaba de manera idílica por siempre jamás. Me olvidaba: tampoco creo en los cuentos de hadas ni en los cuentos en general. Así que, que no me vengan con cuentos que empañan la realidad y la distorsionan creando, en el mejor de los casos, expectativas mucho más grandes de lo que se puede esperar = frustración.
No entiendo por qué la gente insiste en que se sueñe, en que se tengan sueños, en luchar por ellos. ¿Luchar por qué? Por elucubraciones elaboradas por la mente, droga ideal para los pasivos, excusa magnífica para los perdedores, coartada perfecta para los que atentan día a día contra la acción. ¡No! Eso sin tener en cuenta que, en muchas ocasiones, "nuestros" sueños nos vienen ya dados o impuestos por la tendencia general. Sueños de serie recién salidos de la cadena de montaje del sueño global.
Y me niego a provocar compasión. Yo no tengo sueños porque por encima de todo, deseo sentirme bien, alcanzar en los momentos que pueda la fugaz y placentera felicidad.
Y es por eso que yo... Ibone, tengo planes, ilusiones, metas, objetivos que sé que puedo conseguir o por lo menos, luchar por mí misma, con mi energía, con mi corazón, con mi cerebro, por ellos. Los sueños pertenecen a la esfera de lo onírico, lo irreal  y a menudo, irrealizable. ¿De qué me sirve soñar con el día en el que me toque la lotería si no compro ni un décimo? ¿Qué sentido tiene soñar con un mundo sin diferencias sociales si luego educo a mis hijos en el machismo y los prejuicios? ¿De qué me sirve soñar con mejorar mi economía o mi trabajo si no hago nada para ponerme al día, para aprender, para tener más opciones en el mundo laboral?
Prefiero contar con lo que tengo a disposición en mi vida para intentar cumplir mis objetivos día a día porque siempre es  mucho mejor a corto plazo. Por supuesto sin renunciar a la ilusión, al entusiasmo, a la alegría, a las ganas, a los proyectos (se cumplan o no). Con decisión, con energía. Con mis cinco sentidos.
Yo sueño, sí, cuando duermo. Pero al despertar, vivo y la verdad es que no me puedo quejar. Y si tengo motivos para ello, ya sé qué tengo que hacer: cambiar mi actitud y dejarme de tonterías. No tengo complejo de Segismundo. Porque la vida NO es sueño aunque los sueños, sueños son.
9 septiembre 2018

Nessun commento:

Posta un commento

Commenti / Comentarios