Dentro de una semana será mi cumpleaños por lo que puede ser un buen momento para hacer balance de mi vida.
En estos casi 51 años de convivencia conmigo misma (aún me quedan 7 días de cifra redonda...), he aprendido algunas cosas.
He aprendido, por ejemplo, que de todo se obtienen enseñanzas útiles y positivas. Incluso de las experiencias que en un momento concreto te destrozan el alma. Basta mantener los ojos, la mente y la inquietud en alerta para sacarle partido a todo lo que nos sucede en la vida.
He aprendido que las mariposas son muy bonitas pero tienen una vida demasiado corta.
Que el amor puede surgir de cualquier manera cuando menos te lo esperas.
He aprendido a poner toda mi pasión en cada beso que doy porque nunca se sabe si va a ser el último.
Quizás sea cierto que, en eso del amor, "es muy difícil seguirme el ritmo" pero respondo con la frase que tantas veces he tenido que oír de otros: "Yo soy así y es lo que hay". No añado el "Y no voy a cambiar" porque va contra mis principios. Ya que en estos casi 51 años de vida, el cambio ha formado parte constante de ella. No podría vivir sin cambiar las cosas que no me gustan. De hecho, he aprendido que la vida son cambios y transformaciones; y en este sentido, he hecho casi siempre lo que me ha dado la realísima gana, incluso en tiempos "dictatoriales".
En 51 años, he cambiado mi nombre, he renunciado a una religión que no era la mía, he adoptado una lengua diversa como modo de expresión cotidiana, he empezado en más de una ocasión mi vida desde cero, dejado vicios, he corregido comportamientos nocivos y he mutado muchos de los aspectos que no me gustaban de mi persona física y psíquica. Sin justificarme.
He aprendido que no todos los que llamo "amigos" lo son; pero los pocos que realmente lo son, son AMIGOS con mayúscula.
Que me gustaría poder decir como Tonino Carotone "'¡Me cago en el amor!" Pero no sería cierto. Yo sigo creyendo en el amor. Es y será siempre mi única religión, el motor de lo que me quede de vida.
He aprendido que amar puede hacerlo cualquiera. Lo difícil y a la vez importante es amar como la otra persona necesita que la amen. No a todos nos gusta que nos amen de la misma manera. Saber amar es lo que hace la diferencia.
Que no puedo renunciar a la seducción, ni a sorprenderme a mí misma. Y que por encima de todo, necesito originalidad. No puedo con los tópicos, con la simplicidad, con la vulgaridad, con la apatía, con la pasividad y el derrotismo.
He aprendido que luchar con uñas y dientes por lo que se desea, por lo que se ama, por lo que te importa de verdad no tiene nada que ver con conceptos como dignidad u orgullo, antónimos en mi diccionario de vivir plenamente la vida, MI vida.
Que la soledad no me da miedo pero no me hace feliz, aunque pase mucho tiempo a solas conmigo misma comentando mis pensamientos, soñando, confrontando mis ideas.
He aprendido que pensar en exceso, te quita demasido tiempo para vivir la vida que ya de por sí no es tan larga como me gustaría.
Que la pasión es y será siempre parte de mi ADN pues sin ésa, me sentiría muerta y sin esperanza de resucitar. La pasión para mí es energía.
He aprendido que lo que más daño hace en esta vida no es que quien tanto amas te mienta, te excluya, te traicione o te abandone, sino ver sufrir a tus hijas sin poder hacer nada para evitarles el dolor.
Que el luto se tiene que elaborar, dar tiempo a la tristeza del tipo que sea pues ignorarla no te da serenidad. Llorar, desesperarse, dejar que la pena salga como pena sin enmascararla de fingida alegría. Porque he aprendido que la vida es una montaña rusa donde a veces estás en lo más alto y otras a nivel tierra, siempre dando vueltas a gran velocidad, o casi parada. Reír y llorar, ambos forman parte inherente de la vida. He aprendido a no renunciar a nada de ello.
He aprendido que ponerle nombre a cosas de dos no implica tener certezas o seguridad. La seguridad y la certeza son incompatibles con los asuntos del corazón.
Que la mayoría de los hombres no huye de tus sentimientos sino de los suyos con los que no contaban que pudieran surgir en su día.
He comprendido lo importante y necesario que es a veces perder el tiempo. Y que la perfección ni existe ni puede. Que sólo puedo dar si tengo algo dentro.
He aprendido con tristeza que yo no soy quién para sanar a nadie que no quiera sanar por sí mismo. En ocasiones ya es suficiente con intentar salvarme yo. Que la ansiedad pasa y vuelve y pasa y vuelve y pasa y... A intentar ver más allá de esta bestia por imposible que parezca cuando me engulle.
Que hay veces en las que nos vemos obligados a renunciar al amor por la distancia física, por perseguir objetivos distintos, por miedo a perder lo que llamamos libertad, en mi opinión, sobrevalorada en estos tiempos. Creo de corazón que de nada me sirve mi libertad si no tengo con quién compartirla.
He aprendido a discernir sentimientos de sensaciones y a disfrutarlos como si me fuera en ello la vida las raras veces que se dan a la vez.
Que soy capaz de hacer lo que me dé la gana con mi existencia: cogerme el coche e irme a donde me apetezca (Burgos,Oporto, Sevilla...), o un avión a Lyon, a Milano, donde sea. Porque viajar me hace sentir plena aunque mucho mejor en compañía. Y que me sigue importando una mierda lo que la gente piense de mí o diga. Y he aprendido que el dinero es importante y eso de que no da la felicidad es una solemne tontería, como las frases de autoayuda: demagogia barata para mentes simples.
Que escribo y publico lo que quiero y eso no hace que quien me lea sepa realmente lo que sucede dentro de mí, las cosas que de verdad importan porque ésas sólo las comparto con quien quiero yo. Y que seguiré en esta línea, por supuesto. Porque soy la única que manda en mi vida.
He aprendido que da igual si al final todo se acaba. Yo no soy capaz de darme a medias. Necesito entregarme entera en todo lo que hago, vivo, trabajo, escribo, pienso, soy. Cuando amo.
En estos casi 51 años, he aprendido algunas cosas, entre ellas a amar la vida sin cribar instantes. ¡Me encanta VIVIR y sentirme VIVA con TODO lo que conlleva!
Ya sabéis: 2 de noviembre mi cumple. ¡Y los regalos me chiflan! :-P
25 ottobre 2017
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