Facile da capire

In fondo, son facile da capire. O almeno così mi pare....

Mi entusiasmo rapidamente con le persone, è vero. Almeno con quelle che dimostrano interesse nei miei confronti, coloro che mi fanno sentire importante ed apprezzata. Gli do subito fiducia e spesso finisco per prenderne una cotta, e quindi, prendo fischi per fiaschi con risultati disastrosi per il mio cuore malmenato.

Forse è solo una delle conseguenze di aver perso mia mamma quando ero piccola. Il senso di abbandono, di solitudine, di fragilità mascherata da coraggio, quel senso di non appartenenza che da allora mi ha sempre accompagnato facendomi ogni volta più bisognosa di affetto, di compagnia, ha fatto sicché lungo tutta la mia vita abbia cercato l'amore, le attenzioni, l'esclusività di persone con frequenza sbagliate e che sebbene all'inizio potesse sembrare che mi davano ciò che ambivo, alla fine si sono rivelate nocive, tossiche e mi hanno provocato frustrazione, disincanto e dolore; e cioè, il contrario di quanto mi aspettassi da loro, di quello di cui ho un bisogno folle: affetto e coccole...

Non do colpa a nessuno, semmai a me stessa per non essere stata in grado di crescere emozionalmente. Di saltare la barriera che la perdita di mia madre innalzò fra la parte razionale del mio essere e la parte sentimentale di esso; e quella dipendenza emozionale da chiunque, a prescindere... con il panico costante di poter perdere daccapo qualcuno. Quel sacrificare me stessa per non ferire chi se ne frega della mia sofferenza. E tutto per evitare di perdere di nuovo qualcuno che mi sta a cuore, che voglio formi parte della mia vita, così, tanto per provare a stare bene insieme il che per me è del tutto naturale.

E così, non riesco nemmeno a tagliare i cordoni ombelicali perché temo che una parte di me muoia se lo faccio...

Ebbene sì,  mi innamoro di chiunque subito, senza motivo, per paura di perderlo come se si potesse perdere ciò che non si ha, che non si possiede. E incombe la necessità sproporzionata di dare amore perché una delle cose più tristi, più intollerabili del perdere qualcuno che ami, è non poter mai più accarezzarlo, toccarlo, sfiorarlo, baciarlo, guardarlo negli occhi, crogiolarsi nel suo sguardo, ascoltare la sua voce, la sua risata, sentirlo fisicamente. Mai più. Non c'è senso di impotenza più grande! Non esiste dolore più profondo! Quella è la più brutta fregatuta del non avere più accanto a te qualcuno che ami!  La solitudine che ti lascia nell'anima e che nessuna compagnia al mondo è in grado di lenire. Così mi sentii io dopo la morte di mia madre... Così mi sento tuttora.

Eppure, è proprio per questo che mi aggrappo a delle persone sbagliate a cui non può fregare di meno di me. Persone che non mi capiscono perché non vogliono fare il minimo sforzo per capirmi. Sicuramente perché gliene importa poco o niente di me. O perché hanno paura della mia passione nei loro confronti, nei confronti della vita. So che a volte posso sembrare un ciclone...

Eppure, son facile da capire. Basta guardarmi dentro l'anima, quella che porto a fior di pelle, per comprendere che l'unica cosa che ho è un grande bisogno di amore, senza contratti nè false promesse. Solo amore. Ma purtroppo questo è qualcosa che ai tempi d'oggi spaventa.

23 gennaio'17

Divorzio

Vuoto, vuoto dentro che mi fagocita l’anima...
Mi sento una barca alla deriva in un mare di incertezza. È in corso un temporale. Vedo i lampi su di me e i tuoni mi rombano dentro la testa... E la mia barca tentenna... Sta affondando...
Tante domande, tanti dubbi.... Tanti “ e se”, e “perché”... E “quando”... E “fino a quando”...
Tristezza cupa che annerisce il cuore e lo rende un mosaico di pezzi minimi da incastonare ma non ne ho proprio la forza; e poi, non saprei nemmeno che disegno formare...
Duole... Fa paura... Mi terrorizza...  Attanaglia l’iniziativa riducendola a un vago pensiero irraggiungibile al momento. E il mio unico desiderio è quello di chiudere gli occhi e svanire nel nulla, passare inosservata soprattutto a me stessa...
Una giostra di sentimenti contrastanti mi assorbe e mi fa girare la testa.
Vedo la mia vita riportata su un foglio che plana davanti ai miei occhi rivolti al cielo. Voglio afferrarlo perché mi appartiene ma una folata di vento gelido mi batte sul tempo e se lo porta via lontano... il foglio e con esso una parte importante della mia storia . Mi appartiene?
E il vuoto cresce e l’ansia aumenta e il dolore è schiacciante e la strada lunga, stretta, buia e solitaria...
Un altro foglio, immacolato, sul quale scrivere e scrivere ancora... Ma non ne ho voglia.

28 ott '15

He aprendido

Dentro de una semana será mi cumpleaños por lo que puede ser un buen momento para hacer balance de mi vida.

En estos casi  51 años de convivencia conmigo misma (aún me quedan 7 días de cifra redonda...), he aprendido algunas cosas.

He aprendido, por ejemplo, que de todo se obtienen enseñanzas útiles y positivas. Incluso de las experiencias que en un momento concreto te destrozan el alma. Basta mantener los ojos, la mente y la inquietud en alerta para sacarle partido a todo lo que nos sucede en la vida.

He aprendido que las mariposas son muy bonitas pero tienen una vida demasiado corta.

Que el amor puede surgir de cualquier manera cuando menos te lo esperas.

He aprendido  a poner toda mi pasión en cada beso que doy porque nunca se sabe si va a ser el último.

Quizás sea cierto que, en eso del amor, "es muy difícil seguirme el ritmo" pero respondo con la frase que tantas veces he tenido que oír de otros: "Yo soy así y es lo que hay". No añado el "Y no voy a cambiar" porque va contra mis principios. Ya que en estos casi 51 años de vida, el cambio ha formado parte constante de ella. No podría vivir sin cambiar las cosas que no me gustan. De hecho, he aprendido que la vida son cambios y transformaciones; y en este sentido, he hecho casi siempre lo que me ha dado la realísima gana, incluso en tiempos "dictatoriales".

En 51 años, he cambiado mi nombre, he renunciado a una religión que no era la mía, he adoptado una lengua diversa como modo de expresión cotidiana, he empezado en más de una ocasión mi vida desde cero, dejado vicios, he corregido comportamientos nocivos y he mutado muchos de los aspectos que no me gustaban de mi persona física y psíquica. Sin justificarme.

He aprendido que no todos los que llamo "amigos" lo son; pero los pocos que realmente lo son, son AMIGOS con mayúscula.

Que me gustaría poder decir como Tonino Carotone "'¡Me cago en el amor!" Pero no sería cierto. Yo sigo creyendo en el amor. Es y será siempre mi única religión, el motor de lo que me quede de vida. 

He aprendido que amar puede hacerlo cualquiera. Lo difícil y a la vez importante es amar como la otra persona necesita que la amen. No a todos nos gusta que nos amen de la misma manera. Saber amar es lo que hace la diferencia.

Que no puedo renunciar a la seducción, ni a sorprenderme a mí misma. Y que por encima de todo, necesito originalidad. No puedo con los tópicos, con la simplicidad, con la vulgaridad, con la apatía, con la pasividad y el derrotismo.

He aprendido que luchar con uñas y dientes por lo que se desea, por lo que se ama, por lo que te importa de verdad no tiene nada que ver con conceptos como dignidad u orgullo, antónimos en mi diccionario de vivir plenamente la vida, MI vida.

Que la soledad no me da miedo pero no me hace feliz, aunque pase mucho tiempo a solas conmigo misma comentando mis pensamientos, soñando, confrontando mis ideas. 

He aprendido que pensar en exceso, te quita demasido tiempo para vivir la vida que ya de por sí no es tan larga como me gustaría.

Que la pasión es y será siempre parte de mi ADN pues sin ésa, me sentiría muerta y sin esperanza de resucitar. La pasión para mí es energía. 

He aprendido que lo que más daño hace en esta vida no es que quien tanto amas te mienta, te excluya, te traicione o te abandone, sino ver sufrir a tus hijas sin poder hacer nada para evitarles el dolor.

Que el luto se tiene que elaborar, dar tiempo a la tristeza del tipo que sea pues ignorarla no te da serenidad. Llorar, desesperarse, dejar que la pena salga como pena sin enmascararla de fingida alegría. Porque he aprendido que la vida es una montaña rusa donde a veces estás en lo más alto y otras a nivel tierra, siempre dando vueltas a gran velocidad, o casi parada. Reír y llorar, ambos forman parte inherente de la vida. He aprendido a no renunciar a nada de ello.

He aprendido que ponerle nombre a cosas de dos no implica tener certezas o seguridad. La seguridad y la certeza son incompatibles con los asuntos del corazón.

Que la mayoría de los hombres no huye de tus sentimientos sino de los suyos con los que no contaban que pudieran surgir en su día.

He comprendido lo importante y necesario que es a veces  perder el tiempo. Y que la perfección ni existe ni puede. Que sólo puedo dar si tengo algo dentro.

He aprendido con tristeza que yo no soy quién para sanar a nadie que no quiera sanar por sí mismo. En ocasiones ya es suficiente con intentar salvarme yo. Que la ansiedad pasa y vuelve y pasa y vuelve y pasa y... A intentar ver más allá de esta bestia por imposible que parezca cuando me engulle.

Que hay veces en las que nos vemos obligados a renunciar al amor por la distancia física, por perseguir objetivos distintos, por miedo a perder lo que llamamos libertad,  en mi opinión, sobrevalorada en estos tiempos. Creo de corazón que de nada me sirve mi libertad si no tengo con quién compartirla. 

He aprendido a discernir sentimientos de sensaciones y a disfrutarlos como si me fuera en ello la vida las raras veces que se dan a la vez.

Que soy capaz de hacer lo que me dé la gana con mi existencia: cogerme el coche e irme a donde me apetezca (Burgos,Oporto, Sevilla...), o un avión a Lyon, a Milano, donde sea.  Porque viajar me hace sentir plena aunque mucho mejor en compañía. Y  que me sigue importando una mierda lo que la gente piense de mí o diga. Y he aprendido que el dinero es importante y eso de que no da la felicidad es una solemne tontería, como las frases de autoayuda: demagogia barata para mentes simples.

Que escribo y publico lo que quiero y eso no hace que quien me lea sepa realmente lo que sucede dentro de mí, las cosas que de verdad importan porque ésas sólo las comparto con quien quiero yo. Y que seguiré en esta línea, por supuesto. Porque soy la única que manda en mi vida.

He aprendido que da igual si al final todo se acaba. Yo no soy capaz de darme a medias. Necesito entregarme entera en todo lo que hago, vivo, trabajo, escribo, pienso, soy. Cuando amo. 

En estos casi 51 años, he aprendido algunas cosas, entre ellas a amar la vida sin cribar instantes. ¡Me encanta VIVIR y sentirme VIVA con TODO lo que conlleva!

Ya sabéis: 2 de noviembre mi cumple. ¡Y los regalos me chiflan! :-P

25 ottobre 2017

Adiós

Dos personas que se aman.
La noche.
Un teléfono.
Minutos de conversación fluida. Las risas, las palabras  nunca les han faltado.
Es tarde. Durmamos.
- Cariño, te dejo. (¡Te quiero! ¡Y yo!)
Y la dejó.
Fin

24 octubre'17

Muerta

Hubiera podido amarte de por vida.
Y puede, cariño mío, que aún lo haga.
Acariciarte el alma, cicatrizar heridas
Y colmar juntos los dos todas las ganas.

Te habría protegido de ti mismo
donándote mi amor incondicional.
Teniéndote agarrado ante el abismo.
Ahuyentando de tu vida todo el mal.

Te hubiera acompañado en tus pendientes,
bastón donde apoyar tu soledad.
Oídos para escucharte atentamente,
Fantasma si deseas tu libertad.

Hubiera cuidado de ti sin reticencia
en cambio de ese amor que sabes darme.
No quiero pensar en mí sin tu presencia.
No entiendo por qué eliges el dejarme.

Hubiéramos podido amarnos sin barreras.
Abrir al amor de par en par la puerta.
Surcar sueños, traspasar fronteras.
En cambio, hoy me siento inerme y muerta.


23 octubre 2017

Tu jersey

Microrrelato:
Apenas se conocían aunque se buscaban siempre con la mirada.
Un pasillo tenuemente iluminado, en el umbral de una puerta cualquiera, hablaban entusiasmados de recuerdos comunes de infancia y adolescencia.
Él la miraba sonriendo continuamente con esa sonrisa pícara que la atraía como un imán. No podía apartar sus ojos de él ignorando todo lo que pudiera haber a su alrededor.
De repente, llegó el momento de la despedida. Ella, acostumbrada al contacto físico como modo de vida, lo agarró del brazo izquierdo mientras lo saludaba.
Y sin saber cómo  ni por qué o de qué manera, sintió una sensación de confort y calidez que invadió su cuerpo. Y pensó cuánto le gustaría poder pasar el invierno dentro de aquel jersey, entre aquellos brazos. Cómo se transformaría en acogedora la fría estación junto a aquel pecho, recostada en su regazo.
Y supo que, por el modo en que sus ojos la miraban, le sonreían, por lo que él comunicaba con su silencio, que no se trataba de una quimera sino de un diseño del destino que antes o después los uniría invierno tras invierno.
(A mi amor)

22 octubre 2017

Río de Onor, octubre 2017

La felicità...

La felicità è un soffio di vento che sfiora il tuo viso in una giornata di caldo....

20ottobre 2016